Un cuarto de siglo desde su alternativa le dan a Enrique Ponce una perspectiva desde la que habla con serenidad pero también con la misma pasión que el primer día. “No cabe duda de que el toreo va cambiando con los años y que, indudablemente, después de 25 años de alternativa, encuentro cambios. Lo importante es evolucionar”. Pero siempre desde una impecable técnica. “Es fundamental para que la faena llegue a ser excelsa. Sin una buena técnica es imposible estar delante de un toro sin que te coja”.
La suya, tan reconocida, le ha valido para recoger un éxito tras otro hasta ser un Maestro con mayúscula. ¿Qué significa para Ponce? “Es la manera de respeto con la que se nombra a un torero con años de alternativa y experiencia. Por supuesto que ése título te responsabiliza más, tanto dentro como fuera de la plaza, tu actitud tiene que ser de maestro”.
Pero también es parte de la cultura taurina, de su carácter de admiración a quien se juega la vida para crear arte: “Forma parte de esa liturgia del toreo que debemos conservar”.
Más quizá ahora, cuando se hace necesario fomentar la propia identidad de un arte que forma parte de la historia de España. “Para asegurar el futuro de la Fiesta creo que es muy importante el fomento, la difusión y la docencia de lo que es realmente el toreo”.
No sólo con la propia Fiesta, sino con actividades complementarias que la acerquen a todos los públicos, incluso a los más pequeños. “Pienso que a los niños se les debe explicar lo que significa en nuestra cultura, tradición e historia y que, de esta manera, entiendan mejor por qué un hombre se juega la vida delante de un toro para crear un arte único e irrepetible y por qué un toro debe morir en la plaza para perpetuar sy especie. ¡Y, por supuesto, para asegurar el futuro, lo más importante es que no falten los toros bravos y los toreros!”, argumenta el diestro valenciano.
Identidad propia
Por eso, entiende que ser torero en el siglo XXI tiene “el mismo sentido que en cualquier otro siglo. Yo sería torero aunque hubiera nacido en cualquier otro tiempo”, afirma contundente. Y es que considera que “no se entendería la cultura y parte de las raíces de este país, y de los demás países donde se celebran corridas de toros sin ellas. Ser torero es mucho más que ponerse delante del toro, es una filosofía de vida, de ser y de estar”.
Un carácter que recibe el cariño de la afición, y en su caso, especialmente en Almería y Roquetas. “Siento ese cariño y respeto siempre que toreo en la provincia. Y, por su puesto, a mí me encanta torear en esta tierra”. Volverá para esta Feria de Santa Ana, que con los años va creciendo en importancia. Y es que la juventud de una Plaza no es óbice para que se vivan en ella momentos irrepetibles. “una plaza no tiene que ser centenaria para tener su propia identidad. En absoluto, cada plaza tiene su propia personalidad e identidad que es la que le da su afición”. Y en el caso de Roquetas de Mar, que atrae a miles de visitantes de provincias cercanas, la afición marca su carácter. “Aunque es verdad que una plaza con muchos años tiene más sabor y solera”, afirma el torero, pero en cuanto a la calidad de sus festejos. Muestra de ellos son los importantes carteles que se suceden año tras año en el coso de Las Salinas, donde torean los grandes de cada momento.
En el caso de Enrique Ponce, llegará con buenas sensaciones por sus triunfos en los distintos festejos de la te
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/34/noticias-roquetas-empresas/64366/enrique-ponce-hay-que-ser-maestro-dentro-y-fuera