¿Cómo comenzaste?
La mayoría teníamos viñedos, sobre todo de nuestros abuelos, y comenzaba a convertirse en una tradición. Estando en un bar con amigos en el año 90/91, surgió la idea de hacer una cooperativa. Fue entonces cuando surgió Bodegas Valle de Laujar y poco a poco comenzamos con la remodelación y modernización del entorno y las instalaciones. A día de hoy ya contamos con la Indicación Geográfica Protegida Laujar-Alpujarra.
Por tanto, comenzasteis con total desconocimiento, ¿no es así?
Exacto, para nosotros era un mundo desconocido. Visitando otras bodegas y experimentando,, al final conseguimos sacar una cosecha adelante e implantar nuestra seña de identidad. También hemos sabido adaptarnos a estos tiempos modernos y producimos vino ecológico evitando el uso de azufres.
¿Qué os diferencia de otras bodegas?, ¿cuál es vuestra filosofía?
La constancia y el esfuerzo desde los años 90. También, nuestros viñedos se cultivan a más de 1250 metros de altitud lo que los convierte en uno de los cultivos más altos de España. Además, somos la bodega más antigua de toda Almería.
¿Cómo habéis llegado hasta este punto?
Sobre todo los cinco primeros años fueron muy difíciles. Normalmente, la gente consume los vinos más conocidos a nivel nacional. Por ello, que un vino de la tierra se abra camino es muy complicado.
Una vez que vas participando en concursos y exposiciones comienzas a ganar más reconocimiento y prestigio. La publicidad en los medios de comunicación también ha sido fundamental para darnos a conocer. Ahora cada vez más clientes piden vinos elaborados en Almería, pero como digo, nos ha costado mucho.
Para ti, ¿cuál es el mejor vino que producís?
Es muy complicado elegir solo uno. Para mí todos son buenos, aunque es cierto que los vinos artesanales, complicados y laboriosos, tienen bastante éxito. El Syrah de Barrica y el vino blanco, dulce y natural bajo en alcohol, son otros de los más solicitados.
¿Cómo ha afectado la pandemia a la producción y distribución de los vinos?
Nos ha afectado mucho sobre todo por las restricciones en hostelería y restauración. Aunque hemos seguido vendiendo a algunas tiendas, no se ha consumido lo mismo y, por tanto, la producción también ha mermado ya que no es rentable.
Ahora mismo sigue habiendo bastante incertidumbre y no podemos fijar expectativas. Es cierto que este año ha ido mejorando poco a poco, pero ni mucho menos se acerca a la realidad en la que nos encontrábamos dos años atrás cuando todavía funcionábamos a pleno rendimiento.
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