Esta historia, publicada por primera vez por El Sol de México, se ha compartido como parte del Día Mundial de las Noticias 2021, una campaña mundial para destacar el papel fundamental del periodismo basado en hechos a la hora de proporcionar noticias e información fiables al servicio de la humanidad. #JournalismMatters.
¿Sabías que cuando mandas un mensaje de WhastApp, subes una foto a Instagram, escuchas tu canción favorita en Spotify, ves un tutorial en Youtube o revisas tu correo estás generando emisiones de CO2?
La huella ecológica de la humanidad hoy en día reflejada en los daños a la capa de ozono, la contaminación de ríos, lagos y mares, la extinción de especies animales y el desequilibrio en hábitats naturales ha empujado a la sociedad a buscar acciones sostenibles que ayuden a reducir el impacto de nuestra presencia en el mundo.
La digitalización podría parecer una actividad inofensiva, pero no lo es tanto. De acuerdo con el informe Cliking Clean, emitido por Greenpeace en 2017, la energía que consume el sector de las tecnologías de la información asciende al 7 por ciento de la electricidad mundial, una realidad que poco se toma en cuenta, por la creencia generalizada de que lo digital conlleva a un menor impacto ecológico, en comparación con actividades que implican un mayor consumo de materias primas o el uso de medios de transporte, entre otros ejemplos.
Es por ello que, al menos en el imaginario colectivo, parece más responsable con el medio ambiente leer un libro digital en nuestros dispositivos que comprar uno físico elaborado con papel.
En 2015, la investigadora digital Joana Moll arrancó su proyecto llamado CO2GLE, con el que es posible monitorear en tiempo real cuántos kilogramos de CO2 emite Google, el gigante del internet. De acuerdo con los resultados, la compañía libera alrededor de 500 kg de emisiones de CO2 por segundo.
“Google.com es el sitio más visitado en internet y pesa casi 2 MB. El sitio procesa un promedio aproximado de 47 mil solicitudes por segundo, lo que representa una cantidad estimada de 500 kg de emisiones de CO2 por segundo”, detalla.
Datos de la compañía analítica Cumulus Media publicados en Visual Capitalist, señalan que cada minuto se envían en el mundo 38 millones de mensajes de WhatsApp, se visualizan 266 mil horas de Netflix, 4.3 millones de vídeos en YouTube y se realizan 3.7 millones de búsquedas en Google.
Ante estas cifras, Greenpeace señaló en su estudio que si internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo.
Actualmente, internet es responsable del 2 por ciento de CO2 de las emisiones globales, más que el de la industria de la aviación, aseguró la investigadora Joana Moll.
Asimismo, estimó que “en promedio, la producción de 1 kilovatio-hora (kWh) emite 544 gramos de CO2, pero se necesitan 13 kWh para transmitir 1 GB de información, es decir: el equivalente a 7.07 kilos de CO2.
Aunado a ello, Google ha dicho que cada búsqueda que se realiza en internet libera al medio ambiente 0.2 gramos de CO2, lo que significa que el efecto invernadero provocado por mil búsquedas equivale a conducir un coche durante un kilómetro.
El mantenimiento de los Datacenters
Más allá de la fabricación de los equipos y dispositivos, las búsquedas en internet y el propio funcionamiento de los centros de datos, la necesidad de refrigeración constante de estos es otra fuente de emisiones de gases de efecto invernadero.
De acuerdo con un informe emitido por la empresa HiReF México, en el país, del total de la energía eléctrica utilizada por los centros de datos, un 40 por ciento se utiliza para mantener los sistemas de enfriamiento.
Luego de casi un año de que la pandemia del Covid-19 llegó a México, el uso del internet y la producción de dispositivos incrementaron ante un confinamiento para evitar contagios que involucró la mudanza de escuelas y oficinas a los hogares.
“Lo anterior está aumentando los niveles de contaminación de forma alarmante: la industria produce desechos como gases de efecto invernadero en los sistemas de enfriamiento, plomo y litio del uso de baterías, consumo de diesel y otros combustibles”, señaló HiReF México en un comunicado.
Por ello, según la compañía, este 2021 se tiene previsto un crecimiento de 6.3 por ciento en la construcción de metros cuadrados de piso elevado para Centros de Datos en México (ICREA).
Asimismo, la inversión de servicios en la nube crecerá siete veces este año, debido a la transformación digital que está acelerando la pandemia.
“Se tiene planeado el arribo de más grandes datacenters, cuyo fin será solventar la gran demanda de datos que requiere ahora el home office, el colegio a distancia, así como las exigencias de conectividad corporativas e industriales mexicanas, pues nunca hubo tanta demanda de datos: en el 2020 creció cerca de 38 por ciento, con respecto a 2019 y las estimaciones ahora son de más de 40 por ciento”, añadió HiReF México.
Todo esto en su conjunto, generará una gran cantidad de emisiones de CO2, pues según la empresa, un mega datacenter puede contaminar el equivalente a una ciudad de 250 mil habitantes.
“En América Latina, uno de los principales responsables de este desperdicio, son los sistemas aire acondicionado: ocupan más del 40 por ciento de consumo de energía eléctrica en los datacenters. A diferencia de Europa y Estados Unidos, donde existe una normatividad muy rigurosa para que los refrigerantes emitan la menor cantidad de contaminantes, en México no hay nada al respecto. Pero ahora con la crisis, es indispensable ahorrar y ser conscientes de que estas prácticas destruyen nuestro planeta”, continuó.
Hacia una industria responsable
Ante la creciente demanda del uso de dispositivos, el teletrabajo y la conectividad a internet, es inminente que no se puede dar marcha atrás a la era digital. De acuerdo con Greenpeace, una solución viable sería la implementación al 100 por ciento de las energías limpias en los centros de datos.
Según comentó en su informe, en los últimos años se ha “visto un aumento significativo en la prioridad dada a las energías renovables por algunas de las empresas más grandes de internet”, encabezando la lista grandes compañías como Facebook, Apple y Google, quienes además fueron las primeras en hacer un compromiso 100 por ciento renovable en 2013.
Hasta 2017, a estas firmas se les habían sumado 20 más, “motivando así a las empresas a entrar a la carrera para construir un internet de alimentación renovable”, asegura la organización defensora del medio ambiente.
Una razón más para que las empresas cambien sus fuentes de energía a fuentes renovables es que estas pueden representar un costo menor que las que proviene de los combustibles fósiles, por lo que no solo significaría un impacto positivo en el medio ambiente, sino además en los bolsillos de las compañías a largo plazo.
Clicking Clean detalla que Apple continúa con el liderazgo para la transición a energías limpias al 100 por ciento, seguido de Google, quien asegura que “ha sido neutral en emisiones de carbono durante la última década (su servicio no emite más gases de efecto invernadero que los que ha podido eliminar) y en ese tiempo, se asoció con más de 40 proyectos de compensación de carbono para compensar más de 16 millones de toneladas de CO2”.
Facebook no se queda atrás, pues hoy en día cuenta con centro de datos en Lulea, Suecia, lugar en el que, debido a las bajas temperaturas, es posible la refrigeración del sistema de una manera natural.
Para poder saber cómo va la transición de las empresas, Greenpeace elaboró un listado en el que calificó a distintas compañías de acuerdo con el porcentaje de energías renovables que utilizaban para su funcionamiento hasta 2017.
Como se mencionó, Apple va a la cabeza, pues el 83 por ciento de su energía proviene de fuentes renovables. Facebook le sigue la pista con el 67 por ciento de energía limpia, y Google con el 56 por ciento.
En la lista también figuran plataformas como Youtube, con el 56 por ciento de energías limpias; iTunes, con el 83 por ciento; iMessage, con el 83; WhatsApp, con el 67; Instagram, con el 67 y Blogger con el 56 por ciento.
Refrigerantes con menores emisiones
Aunque hoy en día alrededor del 40 por ciento de la energía utilizada en los Centros de datos es empleada para el sistema de enfriamiento HIREF México asegura que ese porcentaje podría reducirse hasta el 35 por ciento con la implementación de sistemas que utilizan free cooling, que son aquellos cuyo potencial de calentamiento global (GWP, por sus siglas en inglés) es igual a 1, “es decir, que ya no tienen impacto ecológico negativo”, aseguró la empresa.
Cambios desde casa
Aunque una de las claves para reducir las emisiones de los centros de datos es mudar su fuente energía a fuentes renovables, también los consumidores pueden mejorar sus hábitos y prácticas cotidianas para contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero.
Acciones sencillas como apagar los interruptores que no se utilizan, desconectar los aparatos cuando no se usan y no dejar prendidos aparatos como la televisión, la impresora, consolas y similares, son acciones que pueden contribuir a reducir las emisiones de CO2.
Asimismo, mientras se navega en internet, algunas acciones como cerrar pestañas y ventanas que no se utilicen o vaciar la bandeja de correo también tienen un impacto en el medio ambiente.
También se recomienda reciclar dispositivos o aparatos que con el paso del tiempo se han vuelto obsoletos.
Hacia el Green data
Aún existen compañías que no han mostrado un compromiso serio con sus emisiones de gases.
Greenpeace asegura que ante la falta de políticas restrictivas es necesario “un enfoque mucho mayor en la defensa de las energías renovables, para superar el poder político arraigado de las empresas eléctricas y crear el camino para la rápida adopción de las energías renovables.
Aunque sabemos que la humanidad no llegará a esta meta de la noche a la mañana, para la organización internacional, el compromiso de las empresas líderes en internet es un gran paso que llevará a esa transición.
“Si la alimentación de centros de datos y otras infraestructuras digitales fuera 100 por ciento renovable, nuestra creciente dependencia de internet podría ayudar a acelerar nuestra transición a una economía de alimentación renovable”, asegura la organización.
Por el contrario, si dicha infraestructura digital se construye en dirección opuesta a la meta, “nos encerrará en un dramático aumento en la demanda de electricidad a partir de carbono y otras fuentes de energía sucias, cambiando el clima de nuestro planeta” y, por ende, la transición hacia una economía de alimentación renovable sería mucho más tardada y costosa.
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