Era la gran deuda pendiente y ha quedado más que saldada. Llena de anécdotas, momentos únicos, situaciones inéditas e imágenes históricas, la Hermandad del Resucitado salió por fin desde la iglesia parroquial de Montserrat haciendo su estación de penitencia con el Señor de la Vida, el gran estreno de la Semana Santa de 2020 que ha tenido que esperar hasta este 17 de abril de 2022 para ver la luz del sol.
Y qué sol. En lo meteorológico y en otros muchos aspectos, el de Resurrección ha tenido más aspecto de Domingo de Ramos que nunca. Hacía buen tiempo, sí. Pero es que, además, los almerienses han acompañado como nunca en un casco histórico abarrotado, siendo la Plaza de la Catedral el punto álgido de una procesión que acabaría a eso de las cuatro de la tarde tras más de seis horas en la calle.
Además, el Señor de la Vida llegó a la calle para poner las cosas en su sitio. En muchos aspectos. En primer lugar, haciendo que un barrio poco cofrade (el de Nueva Andalucía, por ausencia de vida cofrade hasta la llegada de esta hermandad) se asomara a ventanas y balcones un domingo a primerísima hora de la mañana. La del Resucitado es una hermandad llamada a ser de barrio y, rodeada de centros escolares, puede ser el corazón que haga latir las calles de Nueva Andalucía todo el año.
Pero, además, el Señor de la Vida puso sus pies en el centro de la ciudad para poner a Almería frente al espejo y que se viera a sí misma más guapa que nunca. Literalmente, de hecho: en algún punto del recorrido, la cruz que porta el Señor de la Vida giró sobre sí misma para ir, el resto del recorrido, mirando hacia el lateral y no hacia delante. Este pequeño detalle apenas significativo lo es todo cuando esa cruz está repleta de espejos en los que este Domingo de Resurrección Almería se ha visto a sí misma para reconocerse y ver que sí, está más bonita que nunca.
Quién seguro que apreció este detalle fue el padre de la obra. José María Leal, galardonado con el XV Premio La Hornacina por su Señor de la Vida, ha estado en Almería y se ha separado poco de la imagen que talló para cambiar radicalmente y para siempre el Domingo de Resurrección almeriense.
"Dos largos años de espera para estar todos juntos alrededor del Resucitado, el Señor de la Vida", recordaba el obispo, Antonio Gómez Cantero, a las puertas de la Catedral, lugar desde el que pidió un aplauso para José María Leal, allí presente.
Gómez Cantero, además, leyó un fragmento de su homilía para el Domingo de Resurrección, animando a una "vida renovada" y recordando que "hoy es más vida que nunca". La primera homilía recibida con un largo aplauso en la plaza de la Catedral.
Y, tras la estación de penitencia a las puertas del primer templo de la Diócesis, la vida siguió: el paso del Resucitado avanzó hacia la calle de las Tiendas con Montserrat como norte de la brújula cofrade y, por detrás, todo quedó cambiado. Había terminado la primera Semana Santa después del parón. Tras el fundido a negro, vino con más color que nunca. Y el Señor de la Vida lo mostró: el azul era más azul y Almería era más Almería que nunca. El inicio de la depresión cofrade es menos depresión si es así como cierra la puerta la Hermandad del Resucitado, y si la Vida que trae es, como dijo Gómez Cantero, una "vida renovada". Hasta 2023, Semana Santa de mi vida.
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