Cierra un bar del Paseo Marítimo y el privilegiado local busca nuevo inquilino

El propietario valora incluso convertirlo en pequeños estudios con vistas al mar

En este local estuvo ubicada durante años el bar y salón de fiestas de la Asociación Cultural Casa de Melilla.
En este local estuvo ubicada durante años el bar y salón de fiestas de la Asociación Cultural Casa de Melilla.
Francisco G. Luque
12:03 • 15 sept. 2023

El pasado 31 de agosto echó la persiana de forma definitiva uno de los últimos negocios de hostelería que abrió sus puertas el Paseo Marítimo Carmen de Burgos. Se trata de un restaurante que ha estado regentado por una familia argentina y almeriense, y que ha cerrado en El Zapillo tras poco más de un año y medio de vida y el atractivo local en el que se encontraba busca ahora nuevo inquilino.



Según ha podido saber La Voz de Almería, el propietario del local habría recibido ya la propuesta de unos conocidos empresarios de la hostelería almeriense que estarían interesados en alquilarlo (se estima que su precio podría rondar la cifra de 4.000 euros al mes), pero también valora, en caso de no llegar a un acuerdo finalmente con ningún futuro arrendatario, realizar un proyecto para convertirlo en viviendas, en pequeños estudios de alquiler



Sus 537 metros cuadrados de superficie, las inmejorables vistas desde sus ventanales y estar en una zona de paso constante como es calle Sorrento, una de las más concurridas de las que bajan hacia la playa de la capital, lo convierten en un local privilegiado de la ciudad que, pese a todo ello, ha cambiado de nombre varias veces en los últimos años. 









Historia



El edificio en el que se encuentra fue construido en los 60, albergando esta planta baja durante varias décadas la sede de la Casa de Melilla, cuyo bar y salón de fiestas, con vistas al mar y al recién construido Paseo Marítimo, eran muy frecuentados tanto por sus socios como por gran parte de la sociedad almeriense.



La asociación cultural fue perdiendo fuelle y dejó este inmenso local que estuvo años cerrado, acumulando polvo y con una playa zapillera a rebosar de testigos que con el paso del tiempo iban siendo cada vez más conscientes de lo desaprovechado que estaba este espacio que, en 2015, recuperó su esplendor. Bajo el nombre de Garden Arte y Cocina, este local tomó un rumbo vanguardista. Junto a una innovadora carta, este negocio fomentó el tardeo y la cultura, con diferentes actuaciones nocturnas, en una zona que carecía de locales de este tipo. Pero las quejas de una vecina empezaron a silenciar la música y, entre otros motivos, el concepto innovador del Garden fue languideciendo. 


El local volvió a cambiar de manos y la Cafetería Pastelería Quevedo inició su andadura frente al mar ofreciendo desayunos y atardeceres únicos entre cafés y ricos dulces. Fue un acogedor negocio que tenía pinta de poder echar raíces para muchos años en este lugar, pero tampoco llegó a consolidarse por diferentes motivos, entre ellos la pandemia de COVID-19. Cuando se supo que cerraba sus puertas, pese a mantenerse a flote aún tras la crisis provocada por el coronavirus, fue muy comentado entre un vecindario asiduo a sus tostadas.


Calafate Gastrobar, destacado por su variedad de tapas veganas, ha sido, por el momento, el último bar que ha pasado por este local cuyo destino aún no está claro. ¿Seguirá albergando negocios de restauración o dará cobijo a estudiantes y turistas que busquen un lugar privilegiado en el que vivir?   


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