Cordero al horno, chuletillas, codillo, rabo de toro, croquetas, gurullos, jibia en salsa o migas son solamente unos cuantos ejemplos de los sabrosos platos que salían de los fogones de este restaurante de sangre alpujarreña que siempre se ha caracterizado por el buen trato a sus clientes y ofrecer una comida cien por cien casera. Estas importantes cualidades han hecho que sea uno de los templos hosteleros con más solera de la provincia de Almería en los últimos treinta años. Sin embargo, la exitosa trayectoria que ha mantenido con el paso del tiempo, hasta la actualidad, no ha impedido que su gerencia haya tomado la decisión de soltar las riendas del negocio.
Hace cerca de dos meses, el dueño echó la persiana de este restaurante familiar para disfrutar de unas merecidas vacaciones, pero ya lo hizo convencido de que no volvería a levantarla él y desde entonces el Restaurante Pérez está en una situación de cierre indefinido. Ubicado en la Plaza de la Constitución de Alhabia, junto a la Iglesia de San Juan Evangelista, este popular negocio empezó a caminar en 1955 como un bar de tapas de la mano de Antonio Pérez. En 1985 su hijo, que tiene el mismo nombre, se hizo cargo de este local que convirtió en toda una referencia de la restauración en la zona, pero sin perder su esencia familiar y manteniendo su aroma casero de pueblo.
"Me da mucha pena, pero la vida es lo primero", comenta Antonio Pérez hijo, que conoce muy bien lo duro que es trabajar en este sector. También lo sabe su mujer, Inmaculada, cuyas manos preparaban los deliciosos platos que han conquistado miles de paladares en las últimas tres décadas. Junto a ellos trabajaban sus dos hijas, y también su hijo, pero solamente los fines de semana al encontrarse en otra provincia por motivos laborales el resto de días. "Espero que lo cojan mis hijas, pero la hostelería es muy dura", confiesa el dueño del Restaurante Pérez, que cree que otra opción para que no se pierda este histórico negocio sería "que lo coja algún cocinero joven, porque tiene la clientela asegurada".
Popular punto de encuentro de ciclistas
Y es que este restaurante no echa el cierre porque no le salgan las cuentas. Siempre ha sido un sitio concurrido, sobre todo sábados y domingos, cuando desde bien temprano peregrinaban hasta su terraza numerosos ciclistas, convirtiéndose en uno de los puntos gastronómicos de encuentro de amantes de la bicicleta con más fama de todo el territorio almeriense. "Empezaron viniendo unos cuantos, pero siempre se les ha tratado muy bien y ya paraban muchísimos ciclistas", detalla.
Los pedaleadores reponían fuerzas con las contundentes tostadas, porque Restaurante Pérez también ha destacado en los desayunos además de en unos almuerzos muy asequibles, pese a su más que corroborada calidad. Por 20 o 25 euros, una persona comía como un auténtico rey. La cuenta, evidentemente, podía subir, sobre todo si se elegía alguna botella de su acertada cara de vinos, envidiada en toda la comarca de la Alpujarra, de un Medio Andarax en el que se ubica este afamado negocio que ha dado servicio a vecinos, deportistas, familias, turistas y autoridades políticas, como por ejemplo a José Guirado, exministro de Cultura fallecido en julio de 2022.
Hora de ceder el testigo de un exitoso negocio
A sus 60 años, tras estar al pie del cañón cerca de cuarenta años en este referente de la hostelería, ha llegado la hora de que Antonio Pérez cuelgue el mandil y guarde el sacacorchos en un cajón, de que ceda el testigo de este restaurante que aún no se sabe si heredarán sus descendientes, si caerá en manos foráneas o cerrará para siempre. "No es nada fácil, pero hay que vivir, ahora toca disfrutar de mis aficiones, de la bicicleta, cuidar mi finca que la tenía olvidada. Una de las cosas que más me duelen es esa gente mayor que ya estaba acostumbrada a venir aquí de menú a diario por 12 euros, algo que le respetábamos incluso los fines de semana", afirma.
En las últimas semanas ha tenido que silenciar su teléfono ante la cantidad de llamadas que ha recibido de amigos y clientes del 'Pérez', un restaurante que, sea cual sea su devenir en los próximos meses, ya tiene un capítulo asegurado en la historia de los lugares gastronómicos de culto de la provincia de Almería. Un sitio donde las milhojas sí que hacían gala de su nombre, donde todo se ha preparado siempre con cariño y autenticidad, siendo un lugar de parada obligatoria que forma parte del patrimonio del municipio alhabiero.
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