Una nueva cafetería desafía a los pubs de Eduardo Pérez

Un nuevo establecimiento se ha colado como un intruso en la calle Eduardo Pérez, en honor a un médico del que decían, como de Carlos III, que fue el mejor alcalde de Almería. Se trata de una cafetería, que se hace llamar Oráculo, y que ofrece a nativos y turistas un muestrario tan versátil como el bazar de Ninivé: desde cafés a cócteles, pasando por tostadas de mantequilla, meriendas de sandwich mixto con yema de huevo en el corazón y montaditos de todo pelaje. Donde reina la copa de balón con destilados diversos, ha clavado su pica una cafetería, en ese brazo norte de las Cuatro Calles, tan de copeo nocturno, que es como si en la pescadería del Mercado Central abriera una tienda de sombreros.

El Oráculo era hasta hace poco un pub, el Rincón del Vago, dirigido, como su nombre indica a un público estudiantil. Orillados en esa misma acera en pendiente están La Parada, Mamá ya lo sabe y en medio las tijeras del peluquero Serafín. Enfrente, el perpetuo Vértice y más arriba Palo Santo y en medio el palacete del mayorazgo -la casa más antigua de la ciudad- donde reposa la historia de los Almansa y los Perceval y ahora los huesos aún en forma del versado José Luis Ruz. Enfrente, precisamente, la casa donde nació su inolvidable suegro y un solar de la Cofradía de Estudiantes dedicado a aparcamientos. Más abajo, el solar de otra casa añeja, la del diario La Independencia de Vivas Pérez, con la fachada protegida, aguarda también el momento de poder construir un nuevo edificio, mientras da servicio de párking. 

El Oráculo ha venido al mundo de Eduardo Pérez, con sus sillas altas y su barra larga, coincidiendo con que miles de personas pasan a a diario por su puerta siguiendo las procesiones en la acera estrecha escoltada por vallas forradas de terciopelo granate.