Cinco empresas optan a reabrir uno de los restaurantes más famosos de Almería

Ha sido uno de los templos del pescado y el marisco y suma casi tres años cerrado

Instalaciones de El Almejero, en el Puerto de Garrucha.
Instalaciones de El Almejero, en el Puerto de Garrucha. La Voz
Manuel León
21:17 • 02 jul. 2024

El Almejero, uno de los restaurantes más laureados de la provincia con base en el Puerto de Garrucha, volverá a ser reactivado tras sumar tres años cerrado. Al menos cinco uniones temporales de empresa (UTE) podrían optar a quedarse con la concesión de este emblemático establecimiento marinero.



 



La Agencia Públicas de Puertos de Andalucía (APPA) quien gestiona la dársena portuaria de Garrucha, donde está ubicado este templo de la gamba y el pescado fresco, prepara ya la licitación para sacar el establecimiento a concurso público. El proceso se iniciará de forma efectiva cuando la Junta de Andalucía nombre al sucesor de Rafael Merino, hasta hace un mes director de la Agencia de Puertos de Andalucía, que ha dejado el cargo por jubilación.



La historia de Restaurante El Almejero es la de su fundado José Rodríguez Ros 'Pepe el Almejero', quien, llegado de Cartagena a Garrucha, empezó a trabajar en una vieja caseta de armadores del Puerto de Garrucha reconvertida en una pequeña tasca para hacer pescado a la plancha, que fue abierta por Yordi Carmona y bautizada con el nombre de El Almejero por las grandes capturas de esta especie que hubo ese año, a mediados de los 70, en la rada de Garrucha.



Después, esa proletaria taberna junto a la lonja y la fábrica del hielo, se convirtió en un restaurante de nueva planta, delante de donde había estado la caseta de la Guardia Civil del Puerto. Allí fue donde Pepe y su Almejero del alma tomó nombradía y postín en toda España. Quien quisiera probar la buena gamba de Garrucha, preparada por las mejores manos, tenía que acudir, como en una peregrinación mariana, al Almejero de Garrucha. Y lo mismo que hacía filigranas con el marisco y las brasas, preparaba con esmero una zarzuela o una cuajadera de gallineta o un arroz con bogavante. Porque Pepe fue ganando en excelencia, al tiempo que el local se le iba llenando y tenía que ir paulatinamente ampliando habitaciones.



El Almejero -es justo decirlo- ha sido durante décadas un emblema de Garrucha, una marca registrada, un reclamo para miles de veraneantes y turistas que venían a Garrucha hechizados por la fama de este establecimiento que tenía en Pepe el alma de un flautista de Hamelín.





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