De Justo y Roca Rey triunfan en un mano a mano de verdad

El nombre propio era el de Emilio de Justo antes de comenzar la corrida. Reaparece del tremendo percance sufrido en Las Ventas de Madrid y los ojos de la España taurina miran a Almería. 

En los tendidos un casi lleno para un mano a mano de los de verdad, entre De Justo y un Roca Rey que torea con un valor espartano.

Emilio de Justo tiró de calidad ante las embestidas de un toro enclasado que quería más que podía. Toreó bien con la capa, y con la muleta primó el temple, el buen gusto, y la colocación perfecta del torero, para sacar todo lo que tenía en astado. Derechazos naturales, pases a pies juntos, y para rematar unas manoletinas con el compás abierto y, sorpresa, cargando la suerte. Un espadazo sirvió para canjear la faena por dos orejas.

El segundo de su lote -brindado a Enrique Ponce- perdió en clase y en movilidad. le costó mucho pasar por los engaños del torero extremeño que, aunque lo intentó, recibió saludos desde el tercio tras un mete y saca y una estocada.

Remató la tarde con un toro de 615 kilos que no quiso embestir dos veces seguidas de salida al capote de De Justo. Le sentó bien el puyazo y su matador dejó un extraordinario quite por chicuelinas. De Justo devolvió el brindis a Roca Rey antes de cuajar el inicio de faena doblándose con el toro.

Ya con la franela De Justo imprimió con sus toques la suavidad y el temple que necesitaba el toro, en una faena de menos a más, cargada de gusto, elegancia y pureza. Tras el espadazo hubo una fuerte petición que se quedó en una oreja, que es lo de menos, porque los aficionados se fueron hablando de los naturales de De Justo, ¿que más dan los despojos?

Roca Rey que no salió  a recibir la ovación inicial, dejándosela entera a Emilio de Justo, al que le brindó su primer oponente, un toro que colocaba la cara pero al que no le sobraba fuerza, obligándolo en una faena que, tal vez, no fuera la más idónea para el animal. Al final arrimón y espadazo. Cortó dos orejas de menor valor que las primeras de De Justo.

Con su segundo volvió a presidir el valor y la quietud. Se vislumbró en el recibo capotero y se confirmó en un quite con ceñidísimas chicuelinas, y caleserinas.Con la muleta tuvo que limar la áspera embestida del Cuvillo, que firmaba cada muletazo con un derrote que apuntaba a la hombrera del torero. El arrimón fue sincero y en un derrote el toro propinó una voletereta y en el suelo una fuerte cogida que se saldó, afortunadamente, con un varetazo que pudo ser mucho más. Una oreja cortó.

El comienzo de faena del que cerró plaza fue de alto voltaje con varios cambiados por la espalda en los medios. Por desgracia el toro quiso rajarse muy pronto y la faena fue mirando a las tablas. Le pudo Roca que mató de un bajonazo.