Pañuelo verde, señora Vázquez

Señora Vázquez. Por ser la mayor representante de nuestro consistorio, pero que bien podría ir el titular dirigido a cualquiera de los políticos que han perpetrado la entrega del Capote de Paseo antes de fotografiarse sonrientes con el homenajeado. 

En esto de nuestras costumbres, tan arraigadas en nuestra cultura, merece una especial atención el cuidado de nuestras tradiciones. No solo los bienes materiales merecen la protección de las instituciones pues, tan importante o más, son los bienes que forman nuestro patrimonio cultural. Así las cosas, el Capote de Paseo al triunfador de la pasada feria se ha entregado este año ya terminada la feria taurina, volviendo al salón de plenos del Ayuntamiento y a espaldas -casi a escondidas- del aficionado.

No recuerdo un capote de paseo entregado a un torero si no es en la mañana del día que torea. Para ser exactos y sinceros, a José Pedro Prados 'El Fundi' se le entregó en otra fecha, pero no por capricho político, sino porque el diestro no pudo comparecer el día señalado por estar convaleciente de una caída en el campo. Como todo, esto tiene su lógica, el Capote de Paseo se entrega al triunfador de la feria anterior en la mañana del día que hace el paseíllo en nuestra plaza, para que ese capote -una joya bordada por la maestra Nati- sea estrenado ante quien lo concede -y lo paga-, que son los almerienses. En la presente edición, el capote se entrega cuatro días después de terminar el señalado día. A Emilio de Justo se le ha negado el honor de estrenar su capote en la feria de la Virgen del Mar. Pañuelo y primer aviso.

Hace ya varios años que el Teatro Apolo se llenaba para admirar y aplaudir al que fuera triunfador. Toreros como Paco Ureña, Ginés Marín o Curro Díaz han tenido la suerte de ver como el patio de butacas del Apolo se llenaba para la entrega del cotizado galardón. Este año el premio vuelve a ser una planta de interior. El salón de plenos de nuestro Ayuntamiento, muy bello para otros menesteres, volvió a esconder un acto que, por ser un premio que entrega Almería, debe estar abierto a los almerienses, que han demostrado en las anteriores ediciones que el Apolo incluso se quedaba chico. Por esconder la entrega, por dar el capote en la sombra de los despachos municipales, pañuelo blanco y segundo aviso.

Y algo he apuntado antes. El premio al triunfador de la Feria de Almería. De la feria de los almerienses. Emilio de Justo ha recibido su premio, rodeado de políticos, muy almerienses también, pero alejado de los ojos de los aficionados que vieron la faena premiada, que pasaron horas al sol de los tendidos 7 u 8, que aplaudieron la faena y la contaron por las calles en el agosto de hace 365 noches. Apenas un puñado de elegidos, con invitación nominativa, no vaya a ser que se cuele alguien de poca alcurnia, y concejales de todos los signos políticos fueron los testigos de tan solemne acto. Los aficionados, a pagar entradas y a callar. Por privar al aficionado de su capote, Señora Vázquez, tercer aviso, pañuelo verde, y al corral.