La OCAL y los almerienses se quieren

Mucho más que un concierto. El esperado encuentro de la Feria de la Orquesta Ciudad de Almería (OCAL) con los almerienses ofreció este 2022 una dimensión que supera con creces el contexto de una velada musical de alto nivel. El impresionante lleno de la Plaza de la Constitución, el viernes, dejó constancia una vez más de que la OCAL y Almería se quieren. El concierto ‘Almería a fuego’ evidenció, justamente, esa ardiente relación. 

Además del orgullo que representa el haber cumplido sus primeros veinte años de vida, la OCAL tenía motivos sobrados para celebrar en esta cita de la Feria: como explicó su director, en el escenario estaban presentes músicos que se habían formado en la Orquesta Joven, auténtico vivero de la OCAL y de la música almeriense.

Todo comenzó con el redoble de tambores anunciando el acontecimiento. Un magnífico preámbulo para esta exquisita pieza con la que Michael Thomas pareció reivindicar el patrimonio musical de su país de origen, eligiendo a Händel. Así, como la OCAL pudo exhibir un perfecto ensemble entre la cuerda y el viento, al tiempo que resolvía a la perfección la exquisita mezcla de solemnidad y espíritu festivo que caracteriza a la conocida ‘Música para los Reales Fuegos Artificiales’. La pirotecnia completó el bello espectáculo.  

La noche estuvo plagada de momentos estelares de modo que cada pieza rivalizaba con la anterior, si bien por conceptos diferentes. En este sentido cobró especial relevancia el estreno de ‘Almería cantora’, una pieza lírica compuesta por Daahoud Salim, en perfecta complicidad con el gran tenor almeriense Juande Mateos y, por supuesto, con Michael Thomas. El profundo sabor de la música española en la voz de Mateos enamoró a la audiencia. Sin duda, un ejercicio de valentía creativa de un joven compositor, que es hijo del recordado y querido saxofonista de jazz, Abdu Salim muy ligado al legendario Georgia.   

El cantante almeriense ofreció también el aria ‘Ah! lêve-toi soleil’ de ‘Romeo y Julieta’ (Charles Gounod), puede que evocando su comienzo artístico en la ópera de París, aún muy joven.  

Después, la OCAL volvió a tocar el cielo interpretando una selección de ‘El pájaro de fuego’, una de las obras más conocidas de Igor Stravinski que, como la mayoría de su legado, plantea una gran complejidad. La Orquesta almeriense demostró su admirable nivel con esta pieza de referencia de la música de principios del siglo XX, en las que todas las secciones asumen una exigente responsabilidad.

A modo de interludio, Juande Mateos interpretó la conocida romanza ‘Por el humo se sabe dónde está el fuego’ de la zarzuela ‘Doña Francisquita’ (Amadeo Vives), en la que demostró toda su sensibilidad artística y sus dotes técnicas. 

Este regreso a la tradición musical de nuestro país le abrió paso a una excelente versión de ‘El amor brujo’, la célebre obra de Manuel de Falla, tan representativa del arte español en su conjunto.

El ya conocido compromiso de la OCAL con los artistas almeriense se plasmó en este caso con la intervención de la cantaora Ana Mar García y el baile de Rocío Garrido. Ambas tuvieron la valentía de enfrentarse a una obra que cuenta en su historial con los más granado del arte coreográfico y de la canción tradicional.

La cerrada ovación invitó a Michael Thomas a ofrecer dos temas de propina. Eso sí, después de anunciar la participación de la Orquesta en la próxima edición del Festival de Música de Cádiz y de evidenciar un delicado sentido del humor citando a María del Mar Vázquez como “alcaldesa de la OCAL’ y a Ramón Fernández Pacheco como nuevo “consejero de Sostenibilidad” de la orquesta. La vibrante ‘Carros de fuego’ de Vangelis volvió a encender los efectos especiales y el ánimo del respetable, antes de que una emotiva pieza dedicada al pueblo ucraniano pusiese el broche de oro a una noche tan especial: ‘La gran puerta de Kiev’ de Musorski.