El mejor legado cultural y el mayor enriquecimiento personal es para ellos la música. En torno a medio centenar de niños cantores dan vida, junto a profesores, músicos y directivos, al Coro Infantil Pedro Mena, del Adra.
Una iniciativa que este año celebra su décimo aniversario con componentes que van desde los 7 hasta los 17 años, y no porque sea una norma sino porque muchos de ellos se desvinculan, con toda la pena, “al tener que marcharse a continuar su formación académica en la Universidad”. Contaba el orgulloso director del coro”, José Antonio Pérez Fernández, quien, a sus 37 años de edad, no solo es maestro de música es un niño cantor. El que un día decidió agrupar a una parte del alumnado del centro que lleva el mismo nombre del coro y participar en el Certamen de Villancicos de Adra.
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Nacía ahí, ese “gusanillo” en muchos de los alumnos que solicitaron continuar y que no fuera solo una actividad puntual sino un proyecto de futuro que, en sus 10 años de vida, y los que les quedan, saben que la música es mucho más. Es el valor del esfuerzo, es un proyecto educativo en el que la integración, cooperación y el esfuerzo y superación diarios nutren a estos niños y jóvenes que han cantado en todos los idiomas, que han viajado incluso al extranjero, abanderando su municipio, su orgullo y su bandera, que es la música.
“El coro infantil Pedro Mena es un proyecto educativo cuyo fin es proporcionar a los cantores una educación integral a través de la música”, apostillaba. El premio, entregado por el alcalde de Adra, Manuel Cortés, lo recogía junto a la directora del centro.
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