La abogacía es una profesión a la que cada año se suman decenas de almerienses. Sangre nueva que aporta su empuje y nuevas perspectivas a este imprescindible oficio, pero que también se enfrentan a diferentes retos profesionales. Vanesa Montero Lupión es un ejemplo. De los entrevistados para esta artículo, es una de las que más tiempo lleva ejerciendo, unos nueve años. “Hice la licenciatura e hice el práctico en un despacho. Me gustó la experiencia, porque hasta que no hice el práctico no había tenido interés en ser abogada. No sabía cómo se trabajaba y cuando lo vi me gustó”, explica.
En su caso, toca un poco todas las ramas, “cuando trabajas en un pueblo, no te puedes especializar en algo en concreto”, aunque, sobre todo, aborda casos civiles y penales. Comenzó su andadura como letrada en Adra y el pasado mes de septiembre abrió su despacho en Roquetas de Mar.
Sobre los problemas de dar los primeros pasos en la abogacía, manifiesta que el principal problema es que “es difícil introducirte en el mundo laboral si no vienes de una familia de abogados”, aunque sostiene que en su caso tuvo “mucha suerte” porque “desde casi el primer día” de su colegiación está trabajando. Revela que en un primer momento intentó quedarse en Granada, pero que finalmente regresó a Adra y “a los diez días de estar aquí” ya la habían llamado de un despacho.
Vanesa es vocal de la Agrupación de Jóvenes Abogados (AGA) del Colegio de la Abogacía de Almería. “Creo que tenemos que ayudarnos entre los compañeros. Entre los jóvenes que acaban de empezar, no todo el mundo tiene la suerte que tuve yo (…) Creo que tenemos que ayudar a los jóvenes abogados que están empezando en esta profesión a introducirse”, manifiesta.
La letrada también insiste en que “realmente” no basta con estudiar para saber cómo se ejerce. “Eso se aprende con la práctica y eso te lo tiene que enseñar un abogado (…) Nos tenemos que ayudar y aportar nuevas ideas para que los compañeros que están empezando lo tengan más fácil y no se desanimen”, abunda. Cree que en la profesión hay cosas que se pueden mejorar como la conciliación con los juzgados. “Somos autónomos, no te puedes poner malo, no se puede morir nadie de tu entorno, porque los plazos no se paralizan”.
Gonzalo Fernández de Córdoba ejerce desde hace tres años, y en su caso asegura que llegar a la abogacía fue algo “muy vocacional”. “Desde la carrera, siempre me gustó (…) Cuando hice el máster fue cuando más me encanté por la profesión. Iba a juicios y me gustaba lo que veía, le dedicaba muchas horas pero no me costaba tiempo ni esfuerzo”, afirma. Gonzalo se ha especializado en derecho procesal civil, y en concreto en la vulneración del derecho al honor. “El derecho tiene muchas salidas y muchas ramas, y muchas veces a la gente joven le es difícil orientarse, encontrar salidas profesionales y saber cuáles son”, asevera. Y en el caso concreto de la abogacía, insiste en que “necesita de mucho esfuerzo y dedicación y tener mucha responsabilidad”. Cree que estar colegiado ayuda a hacer frente a los problemas iniciales, ya que así ha sido en su caso. Y también lamenta que el mundo del derecho esté “muy mal valorado” por aquellos ajenos al mismo, “desde los políticos, ya que se paga muy mal el turno de oficio y no invierten en justicia”. “Además, nuestro trabajo está infravalorado y por eso muchas veces nos ven como innecesarios”. Una serie de factores que hacen que los inicios sean “muy desiguales”.
Aída Fernández Frías cumplirá en mayo su década como abogada. En su caso, la vocación le llegó bien pronto porque uno de sus tíos es letrado. “Cuando llegaba a casa, me contaba sus experiencias y siempre tuve esa inquietud por intentar ayudar a los demás”. “Mi intención a largo plazo es dedicarme exclusivamente al derecho de familia (…) Ahora trabajo mucho con violencia de género, que a día de hoy está íntimamente ligado, aunque es cierto que con el turno de oficio y las guardias, lo mismo atiendes un robo que una cláusula abusiva”, explica.
Sobre las dificultades de los inicios, mantiene que se debe diferenciar entre quien comienza por su cuenta y los que tienen la suerte de comenzar en un despacho grande o tener “un padrino que te lleve o acompañe”. “Hay una masificación de abogados tremenda (…) Hay dificultades a la hora de cobrar y hasta falta de respeto por parte de la Administración de Justicia (…) Desconocimiento de cómo funciona un juzgado si no tienes la suerte de que alguien te lleve de la mano…”.
Aída es vicepresidenta de la AGA y destaca la importancia que tiene para el gremio el círculo de compañeros que se crea con los años. “Van a ser tus compañeros de cuando eras estudiante, a alguien que has conocido en una vista (…) El día de mañana vas a estar mal, o te van a coincidir dos vistas, o el juzgado te suspende…”, apunta.
Sofía Zuquete abrió su despacho en mayo de 2019 en Mojácar y llegó a la abogacía por “casualidad”. Cuando estudiaba le salió la oportunidad de trabajar como administrativa a media jornada en otro despacho y le “encantó el mundo del derecho”. La letrada trabaja sobre todo en temas civiles, de familia, inmobiliarios, penales y de extranjería. “Me considero, dentro de lo que cabe, una afortunada, porque entré en el mundo del derecho de la mano de mi exjefa, con la que estuve diez años. Cuando terminé la carrera, seguía trabajando en ese despacho”, confiesa. Argumenta que vivir en un pueblo como Mojácar, en el que todo el mundo se conoce, y este trabajo previo, la ayudaron a abrir “muchas puertas” porque la gente ya sabía quién era.
Valora el respaldo del Colegio de la Abogacía de Almería. “Es una profesión muy complicada si estás sola (…) El conocer compañeros, que se organicen encuentros, los grupos que tenemos… Eso ayuda muchísimo y el Colegio hace ahí una labor importante. También con la formación continua. He tenido mucha cercanía y contacto con mis compañeros a través del Colegio, sostiene. Considera que a veces debería haber más consideración en los juzgados hacia los abogados, especialmente más “anticipación” a la hora de comunicar, por ejemplo, suspensiones como las provocadas por la huelga de letrados de la Administración de Justicia.
Junta de Gobierno
Decano: Juan Luis de Aynat Bañón
Diputado Primero: Esteban Giménez Rivadeneyra
Diputado Segundo: Lucas Soria López
Diputado Tercero: José Luis García Planchón
Diputado Cuarto: Rafael Docavo Muñiz
Diputada Quinta: María del Carmen Rojas Martínez
Diputada Sexta: Eloísa de Juan Molinos
Diputada Séptima: María Isabel Martínez-Amo Gámez
Tesorera: María José Blanco Quesada
Bibliotecaria: Josefa Ramos Márquez
Secretario: Juan Miranda Ordoño
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