¿Cuándo llegará (de verdad) el otoño?

El otoño, recién estrenado, suele ser una estación lluviosa en España. En muchos sitios, es la estación más lluviosa de todo el año, por eso, que no llueva entre septiembre y diciembre se suele notar mucho en las reservas de agua, que hace tiempo que están en descenso.

En lo que respecta a las temperaturas, la primera mitad de la estación suele ser cálida, sobre todo porque ahora es cuando el mar Mediterráneo registra la temperatura más alta del agua de todo el año (unos 25 ºC). Por eso no nos tiene que extrañar que hasta bien entrado noviembre no tengamos que hacer el "cambio de armario", es a partir de mediados de este mes cuando suelen llegar los primeros fríos, como repasa la Cadena SER.

El pronóstico

El pronóstico estacional de AEMET para el otoño de 2018 apunta a una mayor probabilidad de temperaturas por encima de la media en el nordeste peninsular (Cataluña, Aragón, Navarra, La Rioja, el País Vasco, norte de Castilla-La Mancha, este de Castilla y León, norte de la Comunidad Valenciana y Baleares) y precipitaciones por encima de la media en el sudeste peninsular (gran parte de Andalucia, Castilla-La Mancha, Murcia, la Comunidad Valenciana y Baleares). Para el resto del país se esperan unos valores, tanto de temperatura como de precipitación, dentro de los parámetros habituales. El detalle se puede consultar en Aemet. 

Si vamos a los pronósticos a corto y medio plazo, más o menos fiables hasta mediados de octubre, destacan por la ausencia absoluta de precipitaciones generosas y generalizadas. Dicho de otra manera, más allá de algunas tormentas locales, no se espera el paso de ninguna borrasca.

Las altas temperaturas de estos primeros días de otoño no se van a mantener, y poco a poco irán bajando, pero seguirá haciendo calor durante las tardes, y cada vez más fresco, frío en el interior, durante las noches y al empezar las mañanas.

También cabe esperar que la inversión térmica vaya ganando protagonismo, las altas presiones serán la norma. Con estas condiciones, las nieblas cada vez tendrán más protagonismo en los valles del interior, y los niveles de contaminación irán a más en zonas urbanas e industriales.