Confinarnos de nuevo o tener que hacer una cuarentena no es plato de buen gusto. Ya hemos pasado por eso y no nos apetece nada el volver a hacerlo. Pero en la vida muchas veces estamos obligados a hacer cosas que no nos gustan, más si es por una causa como proteger tu vida y la de los demás frente a la COVID-19.
Aunque todo depende de en qué consista el confinamiento y la situación particular de cada persona, según aprecia en una entrevista con Infosalus Rafael San Román, psicólogo en 'I feel', una plataforma de Psicología 'on line', reconoce que con carácter general el que vuelvan a confinarnos puede resultar frustrante, puede enfadarnos, o puede provocarnos miedo ('otra vez no' y ahora hasta cuándo) porque pensamos que va a ser lo mismo que lo anterior, que esto supone 'el cuento de nunca acabar'.
En su opinión, aquí además juega un papel muy importante la incertidumbre, siempre asociada al malestar psicológico: "Es mejor saber a qué atenerme aunque sea malo pero ahora no puedo planificar e incomoda mucho en el mejor de los casos, pero en el peor enfada y frustra a la persona".
Uno de los factores que puede influir más o menos en nuestros sentimientos y emociones frente a un posible confinamiento o cuarentena es lo que vaya a pasar con nuestro trabajo. "También depende de si el puesto de trabajo se pone en peligro, la ansiedad se dispara. Si yo caigo enfermo o convivientes, genera mucha tensión porque puedo perder mi trabajo, necesito organización, y genera mucha preocupación y estrés en la persona", mantiene San Román.
Eso sí, la buena noticia de todo esto, según resalta es que por que se repita la situación de encierro que tuvimos que vivir entre primavera y verano esto no quiere decir que me vaya a afectar de igual manera que entonces, es decir, si por ejemplo la ansiedad generada esos meses me provocó insomnio, esto no significa que en estos 15 días que tengo que permanecer de cuarentena me vaya a pasar lo mismo.
"Tengo a mi favor que es una situación que no es nueva. Tengo mis trucos de la primera vez. Y otro punto a favor es que las condiciones de confinamiento no tienen por qué ser iguales. Y esto favorece que me libere y regule mejor", agrega el psicólogo de I feel.
Con todo ello, San Román advierte de que un encierro de estas características puede afectar especialmente a aquellas personas que lleven mal la soledad, sean más vulnerables de salud o se encuentren en una situación de precariedad laboral, o con muchos estresores (niños pequeños, estoy al cuidado de personas, pendiendo de un hilo en el trabajo...), donde esta situación puede ser muy estresante.
"Para las personas de difícil conformar, ansiosas, malhumoradas, que tardan en adaptarse a los cambios, lo pasarán peor que quienes se readaptan y organizan rápido", afirma el experto.
Con todo ello, el psicólogo de I Feel nos aporta los que, a su juicio, representan los 5 pasatiempos que más pueden ayudarnos a evitar perjuicios en nuestra salud mental frente a un encierro, cuarentena o confinamiento:
1 - Genealogía
Memorizar y reforzar los recuerdos familiares. "¿Te has planteado alguna vez de dónde viene tu familia? Dibujar un árbol genealógico es una manera de descubrirlo al tiempo que encontramos otros beneficios para la salud mental. Se puede hacer preguntando a parientes, sobre todo a aquellos más ancianos, acerca de las ramas que faltan, y que ellos tienen más cercanas. Dibujar tu árbol genealógico e investigar al respecto no sólo ayuda a quemar el exceso de tiempo libre, sino que configura mentalmente tu mapa familiar, la historia de la que formas parte, fortaleciendo la sensación de vínculo con tus ascendentes y descendientes y de proyección tanto hacia el pasado como hacia el presente.
2 - Puzles
Nos ayudan a trabajar nuestra paciencia y tolerancia frente a la frustración. Son adecuados prácticamente para cualquier edad. Además del consabido entretenimiento, entregarse a estas construcciones puede ayudar a potenciar capacidades cognitivas y emocionales que tienen que ver con lo espacial pero también con la contención, el saber esperar, aguzar diferentes sentidos a partir de la observación y plantearse una tarea más o menos compleja dividiéndola en secciones asumibles. Si se comparte un puzle con otra persona puede dar lugar no solo a la satisfacción del trabajo en equipo, sino también a un rato agradable junto a las personas que te rodean.
3 - Orden y limpieza
Tranquilidad y paz interior. Despejar el exterior despeja el interior. Dejar ir aquellas cosas que ya no necesitamos, reciclarlas o incluso regalarlas puede ser útil si nos sentimos dispersos, con falta de espacio o intranquilos. Se trata de integrar nuestras pertenencias en un relato coherente en lugar de en una montonera de posesiones o en un almacén sin sentido.
Ordenar nuestras estanterías, armarios y mesas y limpiar la casa no son las primeras actividades que nos planteamos como diversión, pero nos ayudan a reencontrarnos con nuestros objetos, papeles, prendas de vestir y nos permiten diferenciar aquello que nos sirve de aquello que ya no, potencian una sensación de ligereza y nos facilitan vivir con mayor comodidad. Aunque no tiene ningún efecto milagroso, muchas veces cuando nos sentimos intranquilos, agobiados o tristes resulta de cierta ayuda poder estar al menos en un espacio limpio y ordenado que transmita buenas vibraciones, en lugar de estar en un lugar caótico o desagradable.
4 - Cocinar
Aporta gratificación, creatividad y autocuidado. Resulta muy útil si, por ejemplo, percibes demasiado tiempo libre, el día se te hace pesado y necesitas hacer algo pero no puedes salir a la calle. Además, cuanto más complejo sea el reto culinario, cocinar resulta no solo entretenido, sino que permite entrenar habilidades de motricidad fina, planificación, toma de decisiones y creatividad, por no hablar del placer y satisfacción que genera comer algo rico que uno mismo ha preparado y compartirlo con otros.
5 - Manualidades
Desde pintar, a dibujar, coser... Es sencillo barato, entretenido, da juego. Existen multitud de tareas artísticas al alcance de todos que aportan diferentes beneficios. Pueden ayudar a serenar el estado de ánimo, a volcar la energía en algo constructivo, entrenar la creatividad, fortalecer la atención focalizada y mejorar esas habilidades de motricidad fina que quizá estén descuidadas. Y si se le pone empeño, es posible sorprenderse favorablemente de uno mismo; lo que fortalecerá en nosotros una autoimagen de persona no solo creativa o imaginativa, sino también talentosa, mientras ejercitamos nuestra flexibilidad cognitiva casi sin darnos cuenta.
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