¿Qué está pasando con la factura de la luz?
Esa es la pregunta que lanza la Cadena SER después que el precio de la luz llegue a acumular una subida en el mercado mayorista de casi el 40%.
A final de este mes de enero pagaremos entre 8 y 15 euros más de media en el recibo de la luz, los precios más altos desde enero de 2002. Están pasando dos cosas, una puramente coyuntural -un efecto temporal- y otra más de fondo y más estructural.
- La cuestión inmediata: el frío del temporal ha disparado la demanda que ha subido casi un 31% en un mes hasta los 43.361Megawatios/hora, frente a los 32.880MW/h de diciembre. Eso ha tirado del precio hacia arriba, lógicamente.
- Pero hay otra cuestión de larzo plazo: el diseño de cómo fija precios nuestro mercado eléctrico. Lo hace con un sistema que se llama “marginalista” que implica que toda la luz se paga al precio más caro del “último megawatio que entra en el sistema”: si nuestro sistema produce un 99% de luz con energía eólica, hidráulica o solar (baratas) y un 1% con gas natural (cara), toda la energía se paga a precio de gas natural. Eso es un sistema “marginalista”, un sistema que retribuye a las eléctricas para que nunca pierdan margen.
Tenemos un problema en el recibo de un "enero muy frío" pero el problema de la luz es el de un sistema que infla siempre el coste de la factura hasta el punto de que:
- España tiene la quinta luz más cara de toda la Unión Europea según Eurostat.
- Y el precio de la luz -desde la última reforma del sistema eléctrico- se habrá encarecido a precios de enero un 101% (se ha duplicado en 7 años).
¿Cuál es la solución?
La solución a corto plazo (para bajar el precio a la orden de ya) pasa por bajar impuestos. España es el tercer país que más impuestos cobra a la electricidad de toda la unión europea. Somos medalla de bronce en impuestos sólo por detrás de Dinamarca y Alemania.
El problema estructural, el problema de fondo, pasa por reformar la Ley Eléctrica. El PSOE prometió en 2013 derogarla y reformar el mercado no hay avances. El expresidente de Red Eléctrica -Jorge Fabra- ha lanzado una propuesta, un sistema de compensación: que lo que cobre de más la nuclear, lo devuelva al sistema; que se pague de más por la eólica, se devuelva al Estado, es decir, que se devuelvan los excesos cobrados.
¿Se puede bajar el IVA? ¿Se pueden bajar los impuestos?
Lo hacen todos los países de nuestro entorno de forma más o menos contundente:
– En Portugal, el IVA general es del 23%, pero se aplica solo un 13% para los consumidores más pobres con bajos consumos electricos... de menos de 100 kwh al mes. Y además aplica un descuento general del 10% en el recibo hasta el final de la pandemia.
– En Italia, los hogares más pobres sólo pagan un 10% de IVA… y sólo la industria paga el 22%.
– En Francia, la factura se rompe en dos: un 5,5% pagan quienes menos consumen y los que gastan más luz pagan un IVA al 20% para ese segundo tramo. La media es un IVA 4 puntos inferior al español (del 17,5%).
– Incluso Alemania (medalla de plata en impuestos a la luz) aplica un IVA normal pero del 19%, dos puntos inferior a España.
Mientras se resuelve todo esto, ¿cuáles son las consecuencias sociales y empresariales de este recibo tan caro?
La consecuencia social es severa. El número de familias en pobreza energética —que no pueden pagarse la calefacción o la luz— ha tocado ya su máximo histórico: 1.293.836 hogares, según recoge el último 'Boletín de indicadores eléctricos', elaborado por la CNMC.
Hay, además, una consecuencia empresarial. Cuanto más cara es la luz, más caro es fabricar y menos competitivas son las empresas. La industria estima que paga entre 14 y 20 euros más por Megawatio que las empresas francesas o alemanas. El resultado, fabricar en España es más caro y la inversión y la riqueza en nuestro país acaban siendo menores.
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