El dolor dorsolumbar constituye uno de los principales motivos de consulta médica. Por ello, es importante conocer las causas que pueden dar origen a este tipo de dolor, así como su tratamiento.
El origen del dolor dorsolumbar puede tener lugar en cualquiera de las estructuras que constituyen esta región anatómica. “En la mayoría de las ocasiones suele autolimitarse y desaparecer en pocos días con ayuda de tratamiento analgésico convencional. Sin embargo, en otros casos tiende a cronificarse llegando a ser altamente incapacitante”, explica el Dr. Antonio José Vargas, neurocirujano del Hospital Vithas Almería.
En los casos en los que tiende a cronificarse, el Dr. Vargas apunta que “es frecuente que se recurra a diferentes pruebas de tratamiento farmacológico haciendo uso en ocasiones de potentes analgésicos capaces de mermar las capacidades psicofísicas y generar hábito de consumo. Todo ello, además, sin que exista un diagnóstico certero de la causa que ha provocado este dolor”. En otros casos, añade, “se recurre directamente a terapias físicas y manipulaciones en la zona sin un diagnóstico previo, lo que puede empeorar la condición”.
El conocimiento de las causas que provocan el dolor en cada caso resulta esencial a la hora de definir una estrategia terapéutica precisa y dirigida. Para ello, es necesario recibir atención médica por parte de un especialista en columna.
Principales causas que pueden dar origen a este tipo de dolor
La hernia discal lumbar representa la causa más frecuente de lumbociática en personas entre 20 y 60 años. Se produce debido a la degeneración del disco intervertebral lo que da lugar a una rotura de su anillo fibroso y al desplazamiento posterolateral del material discal.
La sintomatología típica cuenta con una fase inicial en la que tiene lugar un dolor en la región lumbar que después pasa a irradiarse a una de las extremidades inferiores a través de la región glútea. La sintomatología suele mejorar a lo largo de 6-8 semanas con tratamiento analgésico-antiinflamatorio, calor local y reducción de la actividad (evitando el reposo absoluto). En aquellos casos en los que no existe mejoría debe valorarse la posibilidad de intervención quirúrgica, que en casos adecuadamente seleccionados va a proporcionar una alta tasa de éxito.
Una estenosis de canal (raquiestenosis) lumbar se produce cuando existe un estrechamiento global del canal raquídeo, lo que condiciona la compresión de las raíces nerviosas que se dirigen a las extremidades inferiores. Tiene lugar fundamentalmente en personas mayores de 60 años y se debe a la progresiva degeneración de las articulaciones y ligamentos que unen las vértebras. El dolor se desencadena estando de pie y mejora al estar sentado, pues esta posición ensancha parcialmente el canal raquídeo. “En estos casos debe valorarse el tratamiento quirúrgico, el cual ofrece un índice de mejoría superior al 90%”, explica el neurocirujano.
Una variante de raquiestenosis lumbar está representada por la estenosis de receso lateral y la estenosis foraminal. Sus manifestaciones clínicas son similares a las de la hernia discal y en caso de persistencia de la sintomatología debe valorarse el tratamiento quirúrgico.
Por otro lado, la sintomatología de la listesis es el dolor lumbar mecánico que en ocasiones puede acompañarse de sintomatología radicular (radiculopatía), sobre todo en los casos en los que existe también estenosis de canal raquídeo.
La discopatía lumbar degenerativa constituye una causa frecuente de lumbalgia mecánica no irradiada que suele mejorar con la implementación de analgesia, calor local y ejercicio terapéutico.
La hernia discal dorsal, mucho menos frecuente que la hernia discal lumbar y cervical, asocia generalmente dorsalgia no irradiada. La mayoría mejora con tratamiento conservador.
Por su parte, las fracturas vertebrales son frecuentes sobre todo en la columna dorso-lumbar. Pueden aparecer como consecuencia de mecanismos muy diversos, desde grandes traumatismos, en cuyo caso su tratamiento puede estar condicionado por la presencia de otras lesiones; o bien tras traumatismos banales o incluso de forma espontánea, sin traumatismo alguno.
Por último, el especialista hace referencia a los tumores espinales que pueden dar lugar a una gran variedad de situaciones. De este modo pueden provocar únicamente dolor intenso típicamente en reposo o bien acompañarse de alteración de la sensibilidad o de la fuerza en las extremidades, asociada o no a alteración de esfínteres. Van a precisar cirugía en caso de que generen inestabilidad vertebral, déficit neurológico o muestren un comportamiento agresivo.
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