La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte de las condiciones de conservación que deben cumplir las frutas vendidas por trozos. Las sandías, los melones, las papayas y las piñas son ofertadas en supermercados con un film que los cubre en trozos. Esto resulta beneficioso para aquellas personas que no quieren desperdiciar una pieza entera. No obstante, la fruta una vez cortada presenta mayor riesgo de contaminación, como manifiesta la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
La forma natural de protección de una fruta es su propia piel o cáscara; de ahí que cuando esta se le extrae quede expuesta a más riesgos alimenticios. Esto explica que las frutas en mitades tengan una menor vida útil, pues al conservarlas así pueden dar lugar al crecimiento de microorganismos patógenos como Salmonella o Listeria monocytogenes. No obstante, no todas las frutas son iguales, pues cuanto más ácidas sean y más maduras estén, su deterioro será mayor. Así pues, de las cuatro estudiadas por AESAN, la piña es la que más se perjudica, como señala el colectivo.
La temperatura ambiente de dichos productos en el punto de venta no debe superar los 25ºC, y deben estar protegidos de la luz solar en un lugar ventilado. Tras su compra, la fruta tiene que estar refrigerada a menos de 5ºC de forma inmediata. Podemos comernos medio melón, media sandía o un trozo de piña de forma totalmente saludable si se siguen estas recomendaciones ofrecidas por la OCU.
Las frutas por mitades es una alternativa sostenible siempre y cuando se cumplan las condiciones tanto en el supermercado como en el hogar de los consumidores. La salud de nuestros alimentos es una tarea que nos incumben a todos; por ello, debemos cuidarnos teniendo en cuenta estos consejos para conseguir nuestro bienestar.
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