Crónicas del ayer: el primer policía almeriense asesinado por ETA en Francia

Fue secuestrado, torturado y asesinado junto a otro compañero

José Luis Martínez.
José Luis Martínez. La Voz
José Ángel Pérez
21:00 • 29 oct. 2022

El primer policía almeriense muerto por la violencia terrorista fue el joven inspector del entonces Cuerpo Superior de Policía José Luis Martínez, quien, en unión de otro compañero, fueron secuestrados, torturados y asesinados en la localidad francesa de Hendaya y cuyos cadáveres maniatados de pies y manos con un tiro en la nuca fueron hallados un año después de su trágica desaparición. El secuestro de los funcionarios tuvo lugar a primeras horas de la tarde del domingo 4 de abril de 1976 después que los dos agentes llegaran hasta la frontera en Hendaya, donde a los propios compañeros del servicio de aduana les hicieron entrega de sus armas y credenciales policiales, tal como exigían las leyes.



La alarma se activó cuando al día siguiente los funcionarios, que llevaban alrededor de un año ejerciendo sus funciones policiales en la capital donostiarra, no se incorporaron a sus puestos de trabajo en sus respectivas Brigadas de la Comisaría de San Sebastián.



A través de las investigaciones policiales, se supo entonces que la última vez que a los dos inspectores se les vio con vida fue sobre las siete de la tarde de ese mismo domingo mientras aguardaban en la cola de espectadores a la puerta del cine 'Varietés' para asistir a la proyección de una película.



En fuentes policiales se consideró que los jóvenes inspectores fueron victimas de una meticulosa y premeditada trampa. Uno de los policías llegó a trabar cierta amistad con una joven camarera de un club de la ciudad donostiarra, quien unos días antes le llegó a comentar que tenía que contarle algo muy reservado y confidencial de interés policial, ya que la muchacha conocía condición de agente de la autoridad del joven inspector.



Les dijo que conocía a un militante de la banda terrorista de ETA refugiado en el sur de Francia que quería colaborar con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y poder suministrar información acerca de las actividades de la banda armada, pero que no se atrevía a pasar a España.



La policía francesa llevó a cabo una operación para localizar a los dos agentes, pero sin resultados. Sobre su desaparición circularon entonces distintas versiones. En una de ellas se llegó a decir que los policías, adscritos al CESID (Centro Superior de Información de la Defensa) se encontraban en tierras francesas en misiones de labores de Información anti ETA. Incluso que trataban de establecer contactos con determinadas personas miembros de la banda con el fin de intentar la captación de colaboradores de la organización terrorista para la Policía. Oficialmente nadie se pronunció sobre este aspecto y ETA, por su parte, no reivindicó estos crímenes.



José Luis Martínez tenía 30 años y aunque había nacido circunstancialmente en la localidad aragonesa de Calatayud, con apenas un año la familia se trasladó hasta Almería residiendo en la barriada de Ciudad Jardín.



Había estudiado el bachillerato en La Salle y estuvo cierto tiempo matriculado en la Escuela de Artes y Oficios de la capital. Llevaba solo un año destinado en la plantilla de San Sebastián.


Un año después, el 20 de abril de 1977 aparecieron los cuerpos sin vida de los agentes en un “bunquer” de la II Guerra Mundial en la playa de Anglet, muy cerca de Biarriz. Tres adolescentes que jugaban por la zona a “exploradores” descubrieron los cadáveres a unos veinte centímetros de profundidad mientras revolvían el suelo del habitáculo buscando restos de materiales enterrados.


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