Dentro del plan de trabajo para la noche del 15 de diciembre de 1989, se le había participado al comandante de la aeronave Alfonso Blanch del Servicio de Vigilancia Aduanera la orden de sobrevolar el mar de Alborán en misiones de vigilancia, al detectarse ciertos movimientos de embarcaciones recreativas, próximo a la zona de la mar Chica en aguas marroquíes cercanas a Melilla sospechosas de su posible implicación en temas del narcotráfico.
El helicóptero no logró llegar a su destino, el mar se lo tragó. Lo que pudo ocurrir, tras el paso de los años, continúa siendo un misterio. Las causas no llegaron a ser esclarecidas técnicamente en un cien por cien. Alfonso Blanch, piloto e instructor de vuelo, tenía en su currículum una notable hoja de servicios profesionales con varias miles de horas de vuelo y una gran experiencia desarrollada tanto en Europa como en los Estados Unidos.
La aeronave salió del aeropuerto de Almería, en torno a las siete de la tarde. La noticia de la desaparición del helicóptero se conoció horas más tarde, cuando el mecánico de vuelo que se encontraba en tierra, no pudo establecer contacto con el helicóptero al transcurrir las cuatro horas de autonomía de vuelo del aparato.
Tras establecerse comunicaciones con los aeropuertos más cercanos de Málaga y Melilla, se comprobó que el helicóptero no había tomado tierra en ninguno de ellos
La operación de búsqueda se centró frente a las costas de Almerimar. La impresión, fue que el helicóptero sufrió el accidente, unos veinte minutos más tarde de despegar del aeropuerto de Almería. Desde el viernes 15 de diciembre, más de un centenar de personas y varias embarcaciones empezaron a movilizarse rastreando un amplio radio de millas frente a las costas del poniente almeriense. El16 de diciembre, a unas ocho millas, en donde se sospechaba que pudo haberse producido el siniestro, uno de los marineros del pesquero almeriense “Las Marías” con base en el puerto de Roquetas detectó el cadáver de uno de los tripulantes del helicóptero, flotando boca arriba a escasamente dos millas de la costa de Cerrillos.
El cadáver correspondía a Asdrúbal Ferréiro Niño, de 30 años copiloto de la aeronave. En su chaleco de aviador, figuraba el numero profesional del fallecido. 407-5672200, perteneciente a la empresa Helipsa, concesionaria de estas unidades para el Ministerio del Interior.
El copiloto fue rescatado, por la dotación del pesquero, trasladando su cadáver hasta el puerto de Roquetas. A juzgar por los detalles que presentaba, se calculó que el accidente se produjo unas siete u ocho horas antes y las primeras hipótesis, apuntaron a que el helicóptero no llegó a explotar, sino que, por causas no determinadas, se habló de un posible despiste, o una avería súbita en los altímetros hizo que el aparato perdiera estabilidad cayendo al mar en picado ya que al parecer volaba muy bajo.
De nuevo y durante unas doce horas se volvió a rastrear la zona de este a oeste en un amplio radio entre Adra y la playa de Cerrillos con resultado negativo
Los años han ido pasando y no se ha llegado a aclarar meridianamente que fue realmente lo que provocó el accidente. El helicóptero continua en el fondo del mar y el cadáver del comandante Blanch, atrapado dentro de la estructura del aparato. Ni avezados pescadores de la zona, junto a especialistas y buceadores del buque de la Armada "Guadalmedina" equipados con cámaras hiperbáricas, que durante dos semanas rastrearon toda la zona,
encontraron restos algunos del aparato que posibilitara el rescate del cadáver del comandante o de la aeronave siniestrada.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/4/sociedad/247738/cronicas-del-ayer-un-helicoptero-tragado-por-el-mar-frene-a-almerimar