Crónicas de ayer: El crimen del pianista del Café Suizo

Adolfo Montero murió apuñalado la fría noche del 10 de enero de 1905

El crimen del pianista del Café Suizo.
El crimen del pianista del Café Suizo.
La Voz
12:57 • 24 dic. 2022

Adolfo Montero, un profesor de piano que actuaba en el Café Suizo murió apuñalado la fría noche del 10 de enero de 1905 durante una violenta disputa mantenida con el amante de la mujer a la que el músico pretendía y cuyo móvil fue una cuestión de índole económico. El músico era una persona muy conocida en la ciudad que solía intervenir de forma altruista en cualquier actividad musical benéfica que fuese requerido. El popular café suizo se encontraba en el paseo de Almería, numero 8 y cerró sus puertas al público a mediados del mes de agosto de 1941.



Según declaró ante el juez Julio Fernández, el acusado del crimen, esa noche salieron los dos juntos del Café Suizo al finalizar la actuación de éste ya de madrugada y ambos con unas copas de más dirigiéndose hasta la calle Méndez, donde vivía Candelaria González “Candy”, la mujer que desde hacía seis años hacia vida marital con el procesado.



Al llegar a la casa, Adolfo Montero tocó la puerta de la vivienda con la intención de ver a la mujer con que según los vecinos, el maduro profesor entendía con ella con la total anuencia del procesado ya que el pianista solía ser bastante esplendido y la muchacha bastante más joven que su enamorado lo repudiaba y llevaba un tiempo con ganas de poner fin a la relación, pero la mala situación económica de la pareja fue el motivo por lo que la joven no rompiese las turbulentas relaciones con el profesor de música.



Franqueada la entrada cuando los dos hombres se encontraban dentro se escucharon ruidos y voces seguidas de una detonación por un arma de fuego. Eso fue al menos el testimonio del sereno, que fue prácticamente testigo ocular de los hechos y quien tras el crimen logro reducir al procesado. Hubo un primer disparo y una mujer de mediana edad, en paños menores -la madre de la joven- se asomó a la ventana pidiendo desaforadamente auxilio.



Pasaron varios minutos cuando de repente se abrió la puerta saliendo un hombre huyendo a la carrera, mientras otro desde el portal con una escopeta de caza efectuaba un nuevo disparo que alcanzó al fugitivo cortando en seco la fuga.



En ese momento, el autor se dirigió hacia el herido desvanecido en la calle y cuando daba la impresión de que su intención era ayudarle, sacó una afilada navaja asestándole cuatro puñaladas en el tórax y en el estomago que acabaron con la vida del pianista en el acto.



El asesino pudo ser finalmente reducido por el sereno quien, durante el forcejeo para desarmar al homicida, resultó herido con diversos cortes logrando ser finalmente inmovilizado hasta la llegada de la Guardia Civil avisada por los vecinos haciéndose cargo del asesino.



Un año más tarde fue juzgado en la Audiencia Provincial de Almería y condenado por un delito de asesinato. Según se comentó. Candelaria González “Candy” la muchacha implicada involuntariamente en el asunto, unos meses más tarde abandonó la capital marchándose junto a su madre a un pueblo de Jaén donde vivían unos familiares sin que ya nunca volviera más por Almeria.


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