Crónicas del ayer: El crimen de La Molineta

Aparece el cadáver de una mujer

La Molineta.
La Molineta. La Voz
José Ángel Pérez
19:55 • 21 feb. 2023

Una voz de hombre nerviosa y entrecortada informaba telefónicamente a primeras horas de la mañana del 23 de junio de 1998 a la sala del 091, sobre la presencia del cadáver de una mujer en un amplio descampado del camino de la Molineta y a unos 200 metros del colegio Goya. La mujer del anónimo comunicante, una vecina de la colonia de Los Ángeles, fue la persona que poco después de salir de su casa a comprar el pan y pasear a su perro descubrió el cuerpo sin vida de la mujer, con numerosos golpes en la cabeza que según revelaron posteriormente los informes medico forenses había fallecido esa misma madrugada



El macabro descubrimiento en el descampado de matorrales, paralizó a la mujer quien atónita ante el insólito descubrimiento, regresó precipitadamente a su casa contando al marido lo visto y avisar a la Policía. Unos quince minutos más tarde llegaba la primera dotación policial cuyos agentes acordonaron la zona. A pocos metros donde estaba el cadáver, había una piedra de gran tamaño salpicada con restos de sangre, utilizada posiblemente por su asesino para machacarle violentamente la cabeza. La zona donde se encontró el cadáver no era habitualmente de mucho tránsito. En la inspección ocular, al margen del cuerpo, la Policía no encontró otros elementos probatorios que aportasen datos que pudieran arrojar luz en el desarrollo de la investigación.



El cuerpo sin vida de la mujer llevaba sus ropas un tanto en desorden, con signos inequívocos de haber existido una fuerte confrontación entre la víctima y el asesino. Una falda blanca y un suéter de manga corta de color turquesa. No llevaba bolso, monedero, ni cualquier otro elemento que facilitase la identificación de la víctima. La reseña necro-dactilar posibilitó días más tarde conocer la identidad de la mujer. Estaba fichada y sus huellas registradas en los archivos policiales. Se trataba de M. G tenía cuarenta años nacida en la provincia de Barcelona. Desde hacía unos meses vivía circunstancialmente en Almería, en la zona del barrio del Zapillo y según fuentes oficiosas, estaba relacionada con el mundo de la prostitución, extremo éste que se confirmó posteriormente durante el transcurso de las investigaciones. La mujer había sido detenida en algunas ocasiones por pequeños delitos de alteraciones del orden público, hurto y robo.



Unos días más tarde cerca del descampado donde se encontró el cadáver unos vecinos del barrio encontraron entre piedras y matorrales diversas fotografías y cartas semi quemadas, que entregaron en la comisaría de Policía, pero los agentes descartaron rápidamente la relación entre los efectos hallados y la mujer asesinada. Las pesquisas policiales permitieron conocer que antes de venirse a vivir a Almería la víctima había estado residiendo en otras provincias en Cataluña y Levante conviviendo con distintas personas a las que la Policía trató de localizar, ya que la línea de investigación se había proyectado a otros puntos de la geografía española. La Policía se centró en algunas de las personas que anteriormente habían tenido relación con la víctima. Existían sospechas que el autor o autores de la muerte, algún antiguo conocido pudiese haberse desplazado hasta Almería, para reanudar de nuevo las relaciones y ante la negativa de la mujer, en el fragor de una fuerte discusión la agrediese, rematándola brutalmente para que no lo delatara, destrozándole el rostro para impedir que fuese reconocida. Las gestiones de búsqueda y localización de los posibles sospechosos no obtuvieron su fruto o no se pudieron obtener pruebas contundentes sobre su participación en el brutal crimen, por lo que el asesinato quedó impune al no llegar a practicarse ninguna detención. Esta muerte ha pasado a engrosar la nomina de asesinatos en Almería durante décadas pasadas que no han llegado a resolverse.







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