Los errores que cometes al medicarte en casa

Nos hemos acostumbrado a medicarnos en casa. Cuando tenemos alguna dolencia que no consideramos importante, no nos molestamos en asistir al médico. Solemos recurrir a lo que este nos ha recetado en otras ocasiones, y, autodiagnosticándonos, nos tomamos lo que creemos conveniente cuando lo vemos conveniente. Incluso a veces, cuando asistimos a un centro sanitario, no nos preocupamos por seguir las indicaciones de los profesionales y hacemos un uso un poco laxo de los medicamentos. 

Tan habituales son estos errores que la OCU ha elaborado una lista con los más frecuentes. Indican, de hecho, que uno de cada cuatro españoles confiesa haberse equivocado al ingerir medicación. Entre los errores propios, se observa que no cumplir la duración del tratamiento encabeza la lista. Entre los errores que atribuimos a otros, destaca el haber sido recetado con un medicamento inadecuado, y los antibióticos aparecen como el error más frecuente dentro de los medicamentos.

Algunos errores resultan inofensivos, pero hay otros que pueden suponer un riesgo importante para la salud del paciente. Se estima que, de los ingresos hospitalarios producidos por efectos adversos a los medicamentos, un 70 por ciento se deben a la ingesta de medicación incorrecta.

Los errores más frecuentes

Uno de los más habituales es equivocarse con la frecuencia de consumo de los medicamentos. Este fallo se da, sobre todo, cuando la medicación no es diaria, provocando que lleguemos a olvidar que debemos seguir un tratamiento. También puede ocurrir lo contrario y que pensemos que debemos ingerir diariamente una medicación, lo que puede tener consecuencias fatales.

Relacionado con el error anterior, es habitual no finalizar los tratamientos indicados cuando pensamos que estos no nos están haciendo efecto o que ya no son necesarios. Puede ser grave en el caso de los antibióticos, pues dejar de consumirlos antes de lo debido puede provocar que los patógenos se vuelvan resistentes a ellos. En el caso de los antidepresivos, por otro lado, hay que tener en cuenta que tardan en hacer efecto.

Otro error frecuente consiste en no tomar la dosis adecuada, ya sea por no entender las instrucciones o por confundir un medicamento con otro. En caso de que nos equivoquemos con la dosis del sintrom, por ejemplo, podemos acarrear graves consecuencias.

En ocasiones también confundimos una medicación con otra, aplicándonos la dosis o la frecuencia de otro medicamento. Hay que tener especial cuidado, especialmente cuando la medicación es especialmente similar a otra de nuestro botiquín.

Los medicamentos de “bajo” y alto riesgo

Se suele pensar que, por ser vendida sin receta, una medicación no tiene efectos adversos. Esto es incorrecto, pues cualquier medicamento puede tener contraindicaciones que reaccionen a nuestro organismo. Estas pueden darse si no atendemos detenidamente al prospecto. Un ejemplo es el frenadol, que puede provocar riesgos si se cuenta previamente con alguno de los problemas de salud que figuran en el prospecto.

Los medicamentos de alto riesgo tienen una probabilidad más elevada de producir complicaciones, por lo que hay que extremar las precauciones. Entre estos se encuentran los inmunosupresores, los ansiolíticos, los anticoagulantes, los antiepilépticos, etc.

Consejos para medicarse en casa

Se recomienda informarse correctamente, ya sea preguntando a los médicos o a los farmacéuticos. Para esto también resulta esencial leer el prospecto de los medicamentos, que está disponible en la caja, en el CIMA -Centro de información online de Medicamentos de uso humano- o en BOT PLUS Lite. Al mismo tiempo, no debemos dudar en informar a los sanitarios de cuál es el tratamiento que estamos siguiendo por nuestra cuenta -ellos nos dirán si es o no es adecuado- y hacerlos partícipes de los errores cometidos. Para esto último encontramos el formulario NotificaRAM, que pertenece al Sistema Español de Farmacovigilancia.