El estreno de un nuevo año es el momento perfecto de plantearse algunos propósitos para cumplir en los próximos 12 meses. La mayoría de las ocasiones, estos retos están relacionados con el bienestar físico y mental, así como con la mejora de nuestra propia imagen.
BUSCAR TIEMPO PARA UNO MISMO. Una de las iniciativas más habituales por estas fechas es establecer una rutina para dedicarse tiempo a uno mismo, al menos 25 minutos al día. Se puede optar por actividades como la meditación, una sesión de estiramientos o una lectura tranquila, cualquiera que permita desconectar del estrés cotidiano.
BAJAR DE PESO. El objetivo de perder algunos kilos que nos sobran, y más concretamente de recuperarnos de los excesos de las celebraciones navideñas, es uno de los retos más mencionados. Muchas veces el hecho de retomar la práctica de ejercicio físico no es suficiente, por lo que hay quien busca ayuda en la nutricosmética, a través de complementos. Sin embargo, cuando se trata de perder más de tres kilos, lo más aconsejable es acudir a un médico o nutricionista cualificado.
EMPEZAR A PRACTICAR ALGÚN DEPORTE. Otro de los propósitos más recurrentes consiste básicamente en establecer pautas diarias o semanales de ejercicio físico. Muchos se inclinan por apuntarse al gimnasio, mientras que otros prefieren la bicicleta, la natación o el ‘running’, uno de las prácticas con más adeptos. Los especialistas en este último ejercicio subrayan que en las primeras salidas es preferible combinar el correr con el andar, ya que las sesiones a ritmo aeróbico son las mejores para quemar grasa si eres un corredor novel.
CAMINAR A DIARIO. Para estar en forma y lograr el equilibrio físico y mental, muchos se plantean caminar, al menos media hora al día, ya que es una práctica con múltiples beneficios y adecuada para todo el mundo: mejora la función cardiovascular, reduce los niveles de colesterol y de glucemia, mejora la calidad del sueño y el estado de ánimo...
CUIDADO PERSONAL. Otro de los propósitos que muchas veces nos planteamos en Año Nuevo es mantener (o recuperar) la buena salud cutánea, ya que la piel es la que primero refleja nuestro estado. Para lograrlo, se aconseja adoptar una rutina ‘beauty’, que debe incluir sobre todo la hidratación de rostro y cuerpo a diario con productos específicos y una exfoliación una vez a la semana. También hay que prestar atención al cabello, con champús y mascarillas adecuados a nuestro tipo de pelo. Cuando se tiene algún problema capilar, hay que dejarse aconsejar siempre por un especialista.
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