La tradición televisiva de comerse las uvas se remonta a 1962, cuando TVE descubrió al mundo el reloj de la madrileña Puerta del Sol, con Matías Prats padre, la primera figura mediática andaluza, narrando el momento fuera de cámara.Durante muchos años, fue Prats el encargado de locutar en directo el ritual de la despedida del año. Habría que esperar a 1990 para que el dúo Martes y Trece fueran los primeros en presentar las campanadas ante la cámara. La tradición de comer doce uvas a fin de año se remonta a finales del XIX, cuando un grupo de madrileños decidieron burlarse de esta costumbre burguesa que la aristocracia había importado de Francia.
Sería a partir de la Nochevieja de 1909 cuando el ritual se hizo popular después de que un grupo de viticultores alicantinos, para dar salida al excedente de cosecha de ese año, difundieron la creencia de que comerse las doce uvas traía buena suerte. Al mismo tiempo, el pueblo tenía la costumbre de salir la noche del 5 de enero, una noche donde casi todo estaba permitido.
Todo empezó en 1866 cuando se colocó el reloj en la torre de la madrileña Casa de Correos, actual sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, ubicada en la Puerta del Sol. Su estratégica y simbólica ubicación, kilómetro 0 de todas las carreteras radiales que partían de la capital de España, sumada a la majestuosidad del edificio que cobijaba al reloj hicieron de esta plaza punto neurálgico. En aquellos tiempos pocas familias contaban con un reloj propio, por lo que acudían a recibir el año nuevo frente al campanario o reloj más cercano.
En 1907, Estados Unidos marcaría la nueva pauta en la celebración: “el descenso de la bola del reloj de Times Square, presenciada por miles de neoyorquinos a pie de calle, inspiró a miles de ciudadanos a celebrar la llegada del nuevo año, en compañía de sus vecinos. La famosa bola ha realizado ese descenso todos los años, salvo en 1942 y 1943, cuando la ceremonia fue suspendida debido a la Segunda Guerra Mundial. En esos dos años, el acto fue sustituido por un minuto de silencio”, escribió la actual editora de La Vanguardia Teresa Amiguet.
En 1973 se produjo la primera descentralización televisiva, al ofrecerse las campanadas desde Barcelona. Hasta que no llegaron las televisiones autonómicas y privadas tuvieron el sello de Madrid. Hasta 1962, la retransmisión se seguía únicamente por la radio. A Canal Sur Televisión llegó en 1989 la retransmisión de las primeras campanadas desde la Plaza de las Tendillas de Córdoba.
Las campanadas de Nochevieja las ofrecerán para TVE los humoristas Laura Yustres Vélez, (Fuenlabrada, 1990) conocida popularmente por Lalachus y David Broncano Aguilera (Santiago de Compostela, 1984), que desde niño vivió en la localidad jienense de Orcera, el gran triunfador de la temporada televisiva en España, dando voz a personas que se expresan con naturalidad, “diciendo lo que piensan, aunque sea irreverente e incómodo”.
Desde Almería, Ana Isabel Almécija Alonso (Granada, 1983), especialista en combatir ese tipo de insultos por parte de los descerebrados de guardia, afirma: “Un insulto no merma la capacidad de trabajo de una gran profesional como Lalachus. Ocupamos lugares públicos, aunque esto incomode a personas gordofóbicas y unos insultos no nos van a detener”. “Por alguna razón inexplicable, hay un número preocupante de personas a las que jamás se les ocurriría hablar de las barrigas, las calvas, las corbatas, o los bajos del pantalón de ellos, pero que sí ven de interés general los kilos, largo de falda, maquillaje o peinado de ellas. Y todos quedan en X a celebrar su aquelarre, a encender la hoguera y quemar a mujeres más o menos jóvenes que siempre son juzgadas por algo más que lo que dicen o hacen, como la otra mitad de la población”, denunció la periodista Natalia Junquera.
La waterpolista Paula Leitón (Terrassa, 2000) compareció ante Broncano y dio a toda España una lección de seguridad y madurez. Tras proclamarse campeona olímpica en los Juegos de París 2024, tuvo que soportar ataques de gordofobia. Ironizó con que tiene “una espalda muy grande como para que me resbalen” ese tipo de comentarios. “Tanto el sobrepeso como la obesidad tienen muchas causas y no podemos simplificarlas”, subraya Almécija.
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