“Somos una empresa familiar de más de 40 años comprometida con la elaboración de embutidos de manera artesanal tradicional, de fabricación propia y de máxima calidad, tal y como nos han enseñado nuestros mayores”, recuerda Mari Carmen de Industrias Cárnicas María. “Es el legado que mi abuela pasó a mi padre, que sigue trabajando y es él quien tiene la receta y la maestría para la elaboración de nuestros productos caseros, que hacen recordar a la misma tierra, al origen. Eso, unido a nuestro toque especial es lo que hace especiales a nuestros productos”.
En la empresa familiar elaboran todos los productos que se extraen del cerdo: jamones y paletas curadas, embutido curado ―salchichón, chorizo, lomo embuchado o sobrasada―, y el embutido cocido, ―jamón york, butifarra, morcilla, etc―. Una de las claves de la calidad y sabor de sus elaboraciones, además de la receta, es que controlan todo el proceso de la cadena, desde que el animal llega a sus instalaciones hasta que sale el producto a la venta.
“Sabemos la carne que cogemos y elegimos la mejor para cada tipo de embutido; además del maravilloso entorno natural que envuelve nuestra localidad para su curación”, continúa Mari Carmen. “Nuestro objetivo es llevar el mejor producto posible a las casas. Mimamos cada pieza para que conserve todas sus propiedades y sabor, así como el deseo de salvaguardar el patrimonio alimentario de la humanidad y la cultura gastronómica de nuestro país. Todo el que prueba nuestros embutidos artesanales y productos relacionados con el cerdo repite”.
Para la elaboración de sus productos cárnicos y embutidos unen la experiencia de cuatro décadas y la tradición, empleando carnes de primer nivel, apostando por los productos de proximidad con productos agrícolas de la región, así como las especias y condimentos. Todo ello lo hacen respetando los tiempos en los proceso de adobo, maceración y curación lenta de manera natural en su propia fábrica, realizando controles exhaustivos de temperatura y humedad, además de contar con las máximas garantías sanitarias y de seguridad, cumpliendo con toda la normativa vigente.
Y es que, desde su parcela de actuación a 1200 metros de altitud ―otra particularidad que hace que sus productos sean tan buenos―, favorecen el trabajo local y de la comarca: desde los propios trabajadores en sus instalaciones, hasta los ganaderos, los trabajadores en los criaderos, repartidores, veterinarios, vendedores en mercados ambulantes o carniceros de distintos puntos de la provincia que les compran directamente la carne. “Yo quiero que la gente joven se quede aquí, en su tierra, y no se tenga que ir fuera”.
“Cada uno somos únicos, tenemos nuestro producto estrella. Cada uno tiene una cosa que aportar al mercado y eso también hay que valorarlo. Hay que darle una oportunidad a los pequeños comerciantes, porque buscamos siempre lo mejor para el cliente”, finaliza Mari Carmen. Tradición, calidad y cercanía son la seña de Industrias Cárnicas María, que como tantas otras, hacen grande a nuestra tierra y las que tenemos, como almerienses, que apoyar.
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