Entrevista a Maria Casal

Hija de actores y curtida en el teatro, cine y televisión, María Casal es Paca Utrera, la gran villana de Regreso a Las Sabinas, un papel con el que reivindica el lugar en la ficción, y en la vida real, de las mujeres maduras que tienen mucho que contar aún.

¿Qué referentes usaste parar encarnar a esta villana? Paca es mala, desde luego, pero tiene otros matices. No es una mujer sibilina ni envidiosa, es una mala bestia pero con fondo. Tanto su corrupción, como su codicia y

otras cosas, tienen un origen y un porqué. No es simplemente mala y borde, que lo es. Ella odia con locura pero ama con locura. Tiene maldad pero es pura, no es retorcida.

¿Qué tal con tus compañeros de reparto? Conocí a Natalia Sánchez de pequeña porque, antes de Los Serrano dirigí y escribí un cortometraje en el que salió ella. La protagonista era la madre de Natalia, Charo Molina, y necesitábamos una niña. Charo propuso que fuera su hija. Era muy pequeña y ya estaba empezando a hacer la serie que le hizo famosa. La descubrí yo y, años después, hacemos de madre e hija.

¿Cómo ha sido rodar en escenarios naturales? Es un plus en unos aspectos y, en otros, no tanto. La casa de mi personaje es una maravilla. Y estábamos peleados las dos familias protagonistas, para ver cuál casa era mejor. Tanto la familia Molina como los Utrera tienen estilos distintos y hasta la luz es distinta. Son detalles sutiles que se aprecian. Llevamos vestuarios distintos y nuestra forma de relacionarnos es distinta. Está muy bien hecho porque son dos mundos que se oponen y casi nunca se complementan. Por eso es esa lucha de amor, que es la trama principal, que no hay quien lo arregle.

Tu personaje tiene muchas capas, ¿verdad? Hay cosas que van a ser una sorpresa absoluta, cosas muy impactantes, del pasado y de ese pueblo, que es como un microcosmos. Paca no es la única que hace maldades, todos tienen su parte buena y su parte mala, no son personajes lineales.

¿Por qué crees que va a enganchar al público? Tiene esa cualidad bonita de gran producción y esa cosa intima de los diarios, las pequeñas cosas de los seres humanos que enganchan porque se ven identificados. Aunque mi personaje sea trágico y tenga sentido del humor, habrá gente que cuando lo vea, habría querilas do decir lo que dice Paca. Si tuvieran el poco respeto que tiene ella a todo, porque es refrescante ver un personaje que se salta a las reglas y, además, una mujer de mi edad. Es importante porque siempre hacen de mamás o de grandes sufridoras, y de repente un personaje que no cree en nada, que se salta las reglas y hace su santa voluntad, se pone el mundo por montera, incluso en el amor ella manipula.

La ficción está cambiando y los papeles femeninos no están “a la sombra de”. Llega un momento en que no es por la edad, que siempre hacemos de cornudas, fracasadas, apaleadas… No sé si es como una especie de cachetazo para decir que estamos aquí.

¿Qué poso te ha dejado? Me hubiera gustado aprender de ella porque no nos parecemos en nada. El director me ayudó muchísimo porque es muy distinta a mí. Nunca la he juzgado, la he aceptado como era. Lo que sí te digo es que llegaba después del rodaje más suave que un guante.