Las siete en punto de la tarde es la hora de inicio de las corridas de toros en Almería, abriéndose las puertas de la Plaza de Toros de la Avenida de Vilches, ‘La Chata’, una hora antes.
El trabajo, en todos los aspectos, que se realiza para que todo el espectáculo sea del agrado de los aficionados es muy importante.
Ayer, en el último festejo del abono taurino de la Feria de la Virgen del Mar, asistí, invitado por el personal de la plaza, para que fuera testigo de todo el trabajo que envuelve la fiesta.
Nada más entrar al Patio de Caballos, me esperaba el personal de la empresa de seguridad Grupo Control, antes de ocupar cada uno sus puestos. Mientras esto ocurría, el resto de trabajadores, nada más firmar, se distribuían por equipos en cada uno de los espacios. Por un lado, los areneros regaban el ruedo. Nada más concluir y mientras les hacía la fotografía, fui testigo de la felicitación que les daba el presidente de la Plaza de Toros, Benjamín Hernández Montanari, a todos, por el gran trabajo realizado a lo largo de la Feria.
En la capilla del Patio de Cuadrillas, se encontraban los cofrades de la Macarena.
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