‘Reescritura’, el título con el que el almeriense José Miguel Gómez Acosta ha ganado el cuarto Premio de Poesía Experimental de la Fundación Jorge Guillén, es un poemario que no sólo es un poemario. “Es un ‘objeto’ o reflexión plástica a medio camino entre el diseño gráfico, la poesía y casi la pintura”, explica el autor.
“La extensión máxima que el premio permitía era de cinco hojas, por lo que no estamos ante un poemario, sino ante un planteamiento increíblemente interesante que conecta, creo yo, varios ámbitos de la creación artística”, detalla.
‘Reescritura’ tiene su germen en el diario de un ser querido de este poeta al que le gusta decir que es de Cabo de Gata, donde su familia tiene una casita y pasa mucho tiempo a lo largo del año. Su tía, una segunda madre para él, tenía un cuaderno de notas donde durante casi tres décadas apuntó en un orden aparentemente casual diversos hechos cotidianos, seguidos de la fecha en que habían ocurrido. Tras su fallecimiento hace tres años en un desgraciado atropello en la Rambla, su hija descubrió este pequeño tesoro en papel en el que se basa el trabajo ahora reconocido de Gómez Acosta.
“El poemario parte de algunas de esas notas, recreando la textura de los papeles viejos, y su propia letra, añadiendo notas y más notas hasta hacer que sea imposible leerlas, e incorporando mis propias letras y palabras sobre las suyas, así como pintura (acuarela y aguada)”, relata el escritor en una entrevista a LA VOZ.
El resultado es que de la primera y legible primera página, en la que se relata el encuentro de un gorrión en la terraza, se llega a una última en la que la acumulación de palabras, hechos y voces hace que el conjunto sea ilegible, “en el que la palabra se convierte casi en un objeto pictórico”.
Dos títulos, dos premios
El cuarto Premio de Poesía Experimental que convoca la Fundación Jorge Guillén y que, dotado con 4.000 euros, lleva el nombre del poeta Francisco Pino es el segundo que consigue José Miguel Gómez Acosta. Su primer poemario, ‘El Gran Norte’ (Point de Lunettes, 2015), recibió el Premio Federico García Lorca de Poesía de la Universidad de Granada.
“Recibirlos ha sido una gran alegría. Ha supuesto poder compartir lo que escribo con un público más amplio. Poder leer en público. Presentar los poemas en otras latitudes (en diciembre se presentó en Reikiavik una traducción de ‘El Gran Norte’). Supone la posibilidad de hacer más cosas y de llegar a más lectores. Una maravilla”, confiesa.
Para reflexionar acerca de qué es la poesía, el creador almeriense recurre a la definición de Joan Margarit. “Poesía, como algo que te cambia cuando te relacionas con ella. No eres el mismo antes y después de un poema. Hay mucho de la esencia de la poesía en esta afirmación. Aquella experiencia, de algún modo estética, que remueve los cimientos de nuestro mundo. Que nos revela”, expresa.
En ese sentido, también le gusta pensar en los versos tal y como señala Gamoneda, como un proyecto “espiritual”. “Es decir, para mí la poesía tiene esas dos vertientes. Una muy abierta en la que se intenta dar algo a los demás, otra más privada en la que se conecta con algo muy secreto y casi inexplicable”, señala.
En la actualidad, el también arquitecto, pintor y traductor dirige, junto a Daniel López, la revista en papel de tirada nacional ‘Márgenes Arquitectura’, especializada en arquitectura y cultura.
¿La pasión por la arquitectura, la pintura y la traducción tiene su reflejo en su actividad poética? “Supongo que sí. Paso mucho tiempo viendo, traduciendo y escribiendo sobre arquitectura. Y también la vivencia del paisaje, inseparable de la arquitectura, con otros amigos, verdaderos pintores, como Javier Huecas, Francisco Carreño y Jordi Garriga, del Grupo de Aulago, tiene que ver con la poesía desde un punto de vista amplio”, responde.
Pese a que reside en Granada, ciudad a la que se fue a estudiar Arquitectura y donde ya se quedó, Gómez Acosta regresa cada semana a su tierra para visitar a su madre.
En su visión del panorama de la cultura almeriense tiene mucho peso la experiencia vital de la editora Ana Santos. “Santos nos dio la clave de lo que representa y de cómo enfrentarse a un panorama cultural adverso. Recuerdo cómo contaba su llegada a Almería, su encuentro con una escasa vida cultural y cómo su compromiso había sido intentar crear lo que no encontraba. Y ciertamente lo hizo, con Pedro J. Miguel, primero en ‘Salamandria’ y luego en El Gaviero. Almería hay que verla no desde sus limitaciones, sino desde sus posibilidades, aunque hoy por hoy las primeras se antojen mucho mayores que las segundas”, concluye.
Unos comienzos ligados a LA VOZ
Nacido enAlmería en 1975, José Miguel Gómez Acosta es poeta, arquitecto, traductor y pintor. En la actualidad reside en Granada y dirige la revista ‘Márgenes Arquitectura’. Sus comienzos están ligados a LA VOZ, donde allá por 1997 publicaba relatos y poesía y especiales sobre arquitectura y construcción.
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