Un diluvio de ilusión, talento y esfuerzo inunda el Auditorio Maestro Padilla

La Orquesta Ciudad de Almería suma otro triunfo en su carrera con la producción de `El diluvio de Noé. La transformación`

Evaristo Martínez
14:51 • 14 mar. 2016

El británico Benjamin Britten compuso en 1957 ‘El diluvio de Noé’, basada en un texto medieval, para que fuera representada por músicos profesionales acompañados de aficionados, especialmente niños. Hoy, casi seis décadas después, esta ópera familiar se ha reinventado de la mano de la Orquesta Ciudad de Almería (OCAL) y de la escenógrafa Zamira Pasceri para convertirse en un homenaje al poder transformador de la literatura y, sobre todo, mostrar el talento de la cantera musical almeriense.




Más de 350 personas, 300 de ellas niños, han unido sus esfuerzos en los últimos meses para llevar a escena ‘El diluvio de Noé. La transformación’, un nuevo éxito de la OCAL que ayer llenó el Auditorio Maestro Padilla de la capital de ilusión y trabajo. Un montaje excepcional gracias a la labor conjunta de las Orquestas Infantil y Juvenil de Almería, secundada por integrantes de la de adultos y su coro, a los que se ha sumado el alumnado de los colegios Ginés Morata y La Jarilla de Huércal de Almería, a los coros, y del instituto Azcona, tocando la flauta dulce.




Como es habitual, Michael Thomas tomó la batuta para dirigir a esta excepcional alineación. Dividida en cuatro cuadros narrativos,  ‘El diluvio de Noé. La transformación’ se inspira en la conocida historia bíblica para narrar el viaje hacia la madurez de un grupo de niños que se convertirá en adultos a través del aprendizaje. Una odisea en la que estarán guiados por Noé, quien deberá superar todas las adversidades que se ponen en su camino para llegar al más feliz de los puertos.




La italiana Pasceri trabaja desde 2004 en La Fura dels Baus, y eso se nota en la puesta en escena: tres libros gigantes, sobre los que va todo el elenco artístico de la ópera, van acoplándose y transformándose hasta convertirse en el arca. Sugestivas secuencias en vídeo se integran en la historia y sobre los propios músicos, vestidos de blanco, cuyos cuerpos se convierten en lienzos que recogen las imágenes.




La festiva jornada -pocas veces se ha visto el aforo del Maestro Padilla poblado por un público familiar tan numeroso- se llenó definitivamente de color cuando entraron, desde los palcos y el patio de butacas, los noventa niños del Ginés Morata y de La Jarilla que dieron vida a los animales reclutados por Noé. Más de 13.000 tiras de goma eva se han empleado para crear sus disfraces, que lucieron entre los espectadores en dos momentos: en su entrañable camino hacia el arca y en la salida de la misma, cuando la tempestad ha cesado.




La ópera de Britten es un regalo para que los pequeños se puedan acercar a una ópera por primera vez: su estructura es sencilla y apenas dura una hora. Y aunque pensara en el disfrute de músicos aficionados, lo cierto es que la producción de la OCAL responde a una altísima exigencia: sobre el escenario -marca de la casa de la orquesta almeriense- pero también por cómo rompe la cuarta pared, involucrando no sólo a varios centenares de jóvenes artistas sino a sus familias, que siguieron orgullosas un viaje dominical que difícilmente olvidarán.




Todos los nombres de los protagonistas de la obra, en la edición impresa de LA VOZ





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