‘Los detectives salvajes’, novela de Roberto Bolaño, tiene desde hace poco más de dos años otro significado en Dallas, Texas. Con la “filosofía de vida” de la obra de culto del chileno, el almeriense Paco Vique y el logroñés Javier García del Moral fundaron un negocio, The Wild Detectives, en el que quisieron unir cultura y ocio: un establecimiento mitad librería, mitad bar que busca “aportar cosas a la comunidad” y convertirse en “punto de encuentro” para gente con inquietudes. “Un lugar donde venir a compartir ideas, a hablar de proyectos o simplemente a lo que a cada uno le interese en un momento dado”, cuenta Vique, ingeniero de caminos al igual que su socio, a quien conoció en Dublín hace una década.
Desde su apertura, The Wild Detectives se ha convertido en un referente en la ciudad norteamericana. “En Dallas ni siquiera había librerías independientes y lo más parecido eran cosas al estilo de la FNAC o la Casa del Libro”.
El concepto, a caballo entre una tienda de libros y una cafetería, desconcertó a algunos en su fase inicial. “Cuando hablábamos con la inmobiliaria, el ayuntamiento o la arquitecta para explicarles nuestro proyecto, nos miraban como si fuésemos marcianos”. Temían que el público tampoco comulgara con la esencia del local. No fue así y los vecinos dieron su bendición. “Al igual que los medios; de hecho a menudo nos sentíamos avergonzados por salir tanto”, recuerda sobre artículos en ‘Dallas Observer’ o ‘The Dallas Morning News’. ‘The New York Times’, la revista de American Airlines e incluso la NPR -la radio nacional- han hablado de ellos.
Un club selecto
Para Paco Vique, el libro ‘Los detectives salvajes’ representa “una forma de andar por el mundo”. “Es algo más que una historia, es también un pequeño manifiesto de un grupo como en su día lo pudo ser ‘On the road’ de Jack Kerouac”, apunta.
En un intento de atrapar ese espíritu, The Wild Detectives ofrece una “selección muy cuidada” con “mucha literatura independiente” de editoriales pequeñas y una gran dedicación a otras lenguas, “algo que en el mundo anglosajón apenas tiene representación”. De hecho, sólo el tres por ciento de lo que se publica en Estados Unidos es traducción de otra lengua. “Además, tenemos una pequeña sección de libros en español”, como el diez o el quince por ciento del total.
Concebido como un lugar “muy dinámico”, los propios clientes proponen actividades. En otras ocasiones, son los dueños los que deciden sorprender con iniciativas como Weekend Without Wifi, dos días en los que no ofrecen acceso gratuito a Internet. “No tenemos miedo a ir a contracorriente. Si creemos en algo, lo ponemos en marcha. Vuelvo a la idea de punto de encuentro e incluso a la de los antiguos cafés como el Gijón o el Comercial en Madrid. Ahí la gente va a conversar y a escuchar”.
En una “apuesta clara por la calidad antes que por el negocio”, Vique y García del Moral son “extremadamente rigurosos” en lo que ofrecen, tanto en lo cultural (hay libros pero también discos y música en vivo) como en lo gastronómico: si bien se nutren de negocios del barrio en la carta de cervezas, cafés, tés y pasteles, importan lo mejor de su país de origen. “La gastronomía tiene aún poco peso. La idea es la de combinar cosas sencillas (una tostada de tomate y aceite, unas anchoas) pero poco conocidas aquí con platos más elaborados y sesiones de ‘pintxos’ o paellas que han tenido un éxito enorme junto a las catas de vino”.
El negocio ya es “autosuficiente”. Sus fundadores viven de sus trabajos como ingenieros aunque The Wild Detectives les enriquece de otra forma. “Nunca me habían dado las gracias por hacer una carretera o un puente pero en los primeros días era muy habitual que la gente nos agradeciera haber montado algo así en su ciudad y su barrio”.
¿Un local igual en Almería?
¿Sería viable un negocio similar en Almería? “Es difícil decirlo a ciencia cierta pero creo que sí. Con todos los matices y salvedades del mundo pienso que se podría hacer algo parecido. Hoy en día hay un grupo de gente (minoritario pero cada vez más grande) que busca algo más de los negocios que la simple transacción económica”, asegura Paco Vique (Almería, 1977).
Si la conexión Dallas-Almería se ve de momento lejana, más viable parece el camino inverso con la tapa como bandera. “Después de viajar muchos años por muchos sitios del mundo, sentimos que el concepto se ha desvirtuado. La forma informal en la que los españoles salimos de tapas es algo que aún no se ha exportado y nosotros de alguna forma lo estamos intentando hacer. Lo que todavía no hemos hecho ni tenemos planes para hacer es lo de regalar las tapas como en Almería. No sería sostenible”.
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