El Paseo de Almería permanece cortado. Es una buena pista de que se trata de una de esas pocas ocasiones en que el centro de la capital se cierra a cal y canto al tráfico rodado y se abre a la gente de a pie como un gran escenario de cultura al aire libre. Es la Noche en Blanco, un evento lúdico que la ciudad ha hecho suyo en cuestión de cinco años y que ya nadie quiere perderse.
Conforme uno se acerca a Puerta de Purchena, la concentración de personas aumenta. Es día de inicio de campaña y políticos de distinto signo no han perdido la oportunidad para salir al encuentro del ciudadano. Se dan cita en torno a la escultura de un almeriense ilustre, Nicolás Salmerón. La gente, sin embargo, mira al cielo. Y no porque vaya a llover. El espectáculo aéreo de Aribaldi, inspirado en el Circo del Sol, deja boquiabiertos a los presentes con sus piruetas imposibles en torno a una barra y a un aro volador que parece haber salido de la mismísima Casa de las Mariposas, que se mantiene impertérrita colándose en todas las fotos.
Los acróbatas de Aribaldi se bajan de la tarima y dan el relevo a las modelos de Navarro Pasarela, que prueban sus tacones antes del desfile que ya se ha convertido en una clásico de esta velada.
En dirección al Quiosco Amalia, una cola da la vuelta a la esquina y no para tomarse un americano. Más bien para entrar a los Refugios de la Guerra Civil que, junto al resto de los museos de la Red Municipal y los espacios culturales dependientes de la Junta, esperan al público en horario extendido y, lo que es más importante, con entrada gratuita.
Por la calle de Las Tiendas, tres mujeres observan el escaparate de un comercio que forma parte de los más de 150 que se han sumado a la Noche en Blanco con descuentos especiales y sorpresas. “Esta noche es un orgullo, en el Ayuntamiento tenemos a gala que se repita, pero no sería posible sin la implicación de muchísima gente. Almería se vuelca, los empresarios se vuelcan y lo importante es que la gente se lo pase bien y los empresarios incrementen sus ventas en una época complicada”, apunta el alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco.
En la zona de Jovellanos, las terrazas de los bares están atestadas. Y muchas familias aligeran el paso rumbo a la Plaza Vieja, al que este año se trasladan las actividades infantiles (buena parte de las más de 70 que conforman la programación). Un cuentacuentos roba la atención de decenas de pequeños, pero otros grupos parecen seguir de largo y perderse por uno de los soportales.
Van a la Alcazaba. A la Alcazaba y a la explanada del Mesón Gitano, espacio que se estrena como escenario de la velada y de espectáculos como el Festival Alamar, que la próxima semana se celebra allí. Las vistas son espectaculares. A un lado, el pintoresco barrio de La Chanca y el azulísimo Mar Mediterráneo. Al otro, el principal monumento de Almería y las cuevas originales. La gente pasea por las inmediaciones, contempla la belleza y se siente orgullosa de su ciudad.
La explanada del Mesón Gitano
La gran novedad de la Noche en Blanco 2016 ha sido la incorporación de la explanada del Mesón Gitano como escenario al aire libre de parte de las actividades organizadas por el Ayuntamiento en colaboración con otras administraciones y colectivos.
“Las obras del Mesón Gitano no están terminadas; la segunda fase queremos empezarla después de verano. Sí tiene preparada ya la explanada superior de encima del edificio, una explanada magnífica que yo creo que tiene que consolidarse como escenario de actividades culturales en Almería. Hoy la estrenamos, pero durante el verano yo tengo intención de que se afiance como espacio cultural junto a la Plaza Vieja. Es un sitio singular que nos va a diferenciar”, señaló el alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco.
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