La almeriense Emilia Fernández será la primera gitana beatificada de la historia

La tijoleña forma parte de los 114 mártires que acompañarán al deán José Álvarez-Benavides

Retrato de Emilia ‘La canastera’ atribuido a Bartolomé Marín.
Retrato de Emilia ‘La canastera’ atribuido a Bartolomé Marín.
Evaristo Martínez
01:00 • 17 jun. 2016

Emilia Fernández Rodríguez, nacida en Tíjola en 1914 y fallecida en la cárcel de ‘Gachas Colorás’ en enero de 1939, días después de dar a luz, se convertirá en la primera mujer de raza gitana que será beatificada en el mundo. Así lo dio a conocer el martes el obispo Adolfo González Montes, quien anunció que el Papa Francisco ya ha mandado promulgar el Decreto de Martirio’ de 115 almerienses, encabezados por el deán José Álvarez-Benavides.




Tras este paso dado por el pontífice, una vez publicado el decreto, se prepará la celebración de la beatificación, aún sin fecha aunque sí se conoce que tendrá lugar a lo largo de 2017.




Álvarez-Benavides está acompañado por 94 clérigos (sacerdotes diocesanos además de algunos franciscanos y operarios diocesanos) y veinte seglares entre los que está Emilia Fernández.




Según destaca en una nota de prensa la oficina de comunicación del Obispado de Almería, la noticia llega en el mismo momento en que toma posesión como deán de la Catedral Francisco Salazar Zamora, que sustituirá en el cargo a Juan Torrecillas Cano, sobrino de uno de los sacerdotes mártires. 




“De todos [los nombres] daremos cuenta apenas se produzca la promulgación del Decreto de Martirio y ya desde ahora empezamos a preparar la gozosa celebración de su beatificación”, ha expresado González Montes en una carta a los diocesanos.




‘La canastera’
Emilia Fernández Rodríguez nació y creció en las cuevas de Tíjola donde vivía la comunidad gitana. Los payos la apodaron ‘La canastera’ porque desde niña fabricaba cestos de mimbre que su familia vendía para ganarse la vida. Una tarea que le hacía tener las manos llenas de cicatrices, según una semblanza.




En 1938, a los 24 años de edad, se casó por el rito gitano con Juan Cortés Cortés. Él quiso eludir el servicio militar para no tener que ir al frente y ella le ayudó echándole en los ojos un líquido utilizado para sulfatar los campos, algo que tenía previsto dejarle ciego durante unos días. 




Cuando la Guardia Civil descubrió la trampa detuvo a la pareja: él fue enviado a la cárcel de ‘El Ingenio’ y ella a la de ‘Gachas Colorás’, donde llegó en la tarde del 21 de junio. Entonces ya estaba embarazada de dos meses.


El martirio
Un juicio celebrado dos semanas después de llegar a prisión la condenó a seis años de reclusión. Entre rejas coincidió con más de 300 mujeres católicas. “Por la tarde y la noche nos juntábamos. Solíamos rezar el rosario cada tarde. Emilia no sabía nada y pidió aprender”, recuerda una testigo tal y como recoge la citada semblanza.


Cuando la directora del centro lo descubrió, intentó que ‘La canastera’ revelara quién era su catequista. Ella se negó y fue encerrada en una celda de aislamiento. La tijoleña, en avanzado estado de gestación, pidió al gobernador civil para que se apiadara de su situación. No obtuvo respuesta.


A las dos de la madrugada del 13 de enero de 1939, encima de un colchón de esparto y sin ninguna atención médica, dio a luz a Ángeles, bautizada esa misma tarde por su catequista. Emilia está a punto de perder la vida por las hemorragias del parto, la llevan al hospital junto al bebé pero días después, sin saber por qué, es devuelta a la cárcel. El gobernador volvió a desoír su petición de ayuda.


Emilia ‘La canastera’ falleció el 25 de enero y fue enterrada en el cementerio de Almería en una fosa común. No quiso denunciar a su catequista, una paya llamada Dolores del Olmo. Un sacrificio en nombre de la fe que ahora la convertirá en la primera gitana beatificada de la historia.



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