Los ojos milenarios de Santa Fe

Había una vez un pueblo que dominaba las aguas continuas del río Andarax. Veinticuatro milenios después sale de la tierra para contarnos historias sobre lo

Integrantes de la Asociación Ojos-Soles que mantienen Los Millares
Integrantes de la Asociación Ojos-Soles que mantienen Los Millares
Mar de los Ríos
21:06 • 18 jul. 2016

Y dicen los sabios, que sus hombres y mujeres trabajaban codo con codo en una sociedad adelantada a su tiempo. Sus murallas, sus hornos, su cultura y su arte, componían un entramado social con la complejidad suficiente para catalogarlo como el más desarrollado de sus coetáneos europeos. Fueron denominados: la cultura de Los Millares. 
La evidencia de su existencia se la debemos al insigne ingeniero belga, Luis Siret, quien en 1892, a propósito de la construcción del ferrocarril en la provincia de Almería, fue el primero en hablar de este asentamiento; el verdadero artífice de la vuelta a la vida después de tantos milenios de aquella meseta. 

Por ello es el padre del Museo Arqueológico de Almería, a cuya figura y descubrimientos está dedicado desde principios del siglo XX y el que bien merece una visita. 




MUSEO ARQUEOLÓGICO
Por allí comienzo mi paseo con-sentido.  La observación desde el siglo XXI de una sociedad de la Edad del Cobre a través de la actividad agrícola y ganadera, del arte, de su lado místico, junto con la técnica para extraer el cobre, se convierte en una experiencia excitante. Pero de todas las salas recibo de manera especial aquella en la que se reproduce la ceremonia del enterramiento colectivo. El sentimiento de orfandad del ser humano ante la muerte me desnuda. Me detengo frente al rito, asisto a su belleza y delicadeza, el cual pivota alrededor de la peculiar cerámica negra que acompañaba a los muertos en su último viaje. Los Ojos-Soles blancos que la caracterizan nos interpelan desde la Eternidad.

Y es el peso de esa mirada el que hace de bisagra cuando se compara a los almerienses de hoy y a los de entonces. Porque amén de todas las diferencias que somos capaces de señalar como sociedades, sobrecoge la necesidad ancestral de darle sentido a la vida a través de la única certeza: la muerte. 

¿Hacia dónde nos hemos dirigido como Humanidad los siguientes veinticuatro milenios? ¿En qué los hemos empleado sustancialmente? Y no consigo muchas respuestas. En el Museo Arqueológico se diferencian perfectamente por  plantas, por estratos, la cultura de Los Millares y su posterior evolución hasta la cultura Argárica, también ubicada en  nuestra provincia, en Antas. Esta última se remonta a los siguientes setecientos años después de la millarense, producto de una crisis social o una catástrofe natural o todo a la vez, quién sabe. Lo que se ha comprobado a través de  su estudio arqueológico, es que la cultura Argárica estaba en esencia mucho más jerarquizada. La esclavitud como elemento de producción, el reparto de las ganancias comunales de manera sectaria por parte de la clase dominante, quien poseía las armas y la riqueza, dan prueba de ese mundo prehistórico, que no debiera de haber llegado vivo hasta nosotros. 

Calibrar esos puñales metálicos, esas pinturas que reproducen las caras de los esclavos, me lleva a las mismas preguntas que me hago a diario al leer los periódicos de hoy. La inteligencia humana, los avances tecnológicos siempre acaban al servicio de la codicia,  la mezcla explosiva instalada en el cerebro de unos pocos como leitmotiv, es lo suficientemente perniciosa como para que el resto suframos sus consecuencias ininterrumpidamente desde el principio de los tiempos. 

Con una sensación de aturdimiento abandono el Museo. Como siempre que me embarga la impotencia saco a pasear mi alma de delfín. Nadar, sonreír, comer pescado, hacer ejercicio, cantar y bailar sobrevolando el mar, hubiese sido mi sueño. Paro en una sombra y por un instante cierro mis ojos para encontrar resuello. Entonces visualizo el brillo de los puñales metálicos junto a las preciosas vasijas negras con los ojos-soles incrustados sobre ellas: la guerra y el arte enfrascados en su eterna pugna.

Y decido saltar otra vez sobre las olas; sonrío y bailo para buscar lo que me ha llamado verdaderamente: Esos ojos despiertos, inquietos, yo diría que de mujer, que desde el pasado me interrogan con curiosidad. 
Quiero saber más ellos. 




VIAJE A SANTA FE
Para ello voy en su busca a Santa Fe y los encuentro vivos. Porque existen todavía. 
Desde 2008 las instituciones deciden dar vida a la vieja meseta de Los Millares, reproduciendo aquella cultura con la recreación del poblado. Con mucho esfuerzo se pone en pie parte de aquella civilización, donde el visitante puede observar las tareas diarias; la molienda de los cereales, los telares, el cocido de su peculiar cerámica negra, las ceremonias colectivas del enterramiento, la fundición del cobre…  Fruto de esta idea de recuperación de la cultura de Los Millares nace el Colectivo Ojos-Soles, integrado por tres mujeres de Santa Fe, dignas de mención: María del Carmen Ortega, Ana González y Carmela Castro. Ellas, tras realizar un taller de empleo para la dinamización turística de la zona, decidieron embarcarse en esta aventura de convertirse en la mirada renovada de su pueblo. Desde entonces son las que organizan las excursiones, limpian y mantienen el recinto, explican a los visitantes su historia, cuecen cada una de sus vasijas negras de ojos blancos, se quejan a la autoridad sobre la necesidad de reforma en los aseos, en definitiva, les ponen alma, mirada y luz al que fue el asentamiento más importante de Europa. 

Me hablan del esfuerzo que supone mantener este proyecto, que a duras penas resiste el envite diario de  todos los obstáculos a salvar. Y mientras me cuentan, me vuelve a la cabeza esa imagen de las mujeres ocupadas, de los problemas atemporales de la existencia y que quedaron inmortalizados por los paramentos prehistóricos. Las contemplo con admiración, vestidas de sangre y negro, con la misma fuerza de sus antepasados, listas para dejarse la piel en su planicie. Desde el denominado Centro de Interpretación ellas nos llaman para contarnos historias de nosotros mismos; trabajan desde lo antiguo un futuro fértil. 

Entonces es cuando me reconcilio con la especie que me ha tocado en suerte, cuando hago mía la mirada expectante que un día naciera en exquisitos cuencos negros para acompañar a la Eternidad, entre los vientos del rio Andarax. Brindo por ello mi paseo con-sentido a los Ojos -Soles, para que brillen como y por siempre. 




Ojos-Soles es una asociación de turismo cultural compuesta por mujeres de Santa Fe de Mondújar. Las componentes de esta asociación han adquirido una formación como Agentes de Desarrollo Turístico. En la actualidad su labor es bastante amplia, ofreciendo la realización de visitas guiadas por Santa Fe y la comarca del Andarax,  en la que se incluye el yacimiento arqueológico de Los Millares.




www.mardelosrios.es/otrasquebaileen







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