‘El bueno, el feo y el malo’... y muchos amigos

No eran ni las ocho de la tarde del caluroso sábado 30 de julio cuando multitud de personas iban llegando al Campillo de Doña Francisca, en Los Albaricoques. El Campillo recordaba su pasado y se convertía por una hora en un plató de cine para conmemorar el cincuenta aniversario del rodaje de la mítica película de western ‘El bueno, el feo y el malo’ de Sergio Leone.

Antes, el concejal de Turismo, Alexis Pineda; la concejala de Cultura, Yolanda Lozano; y Manuel Hernández de Los Albaricoques, recibían a Antonio Ruiz Escaño, conocido como el ‘Niño Leone’, al que se le rendía homenaje, para descubrir la placa con la que se inauguraba esta nueva localización e incluía en la ruta cinemátografica de Níjar.

Todo comenzaba con una niña subida en un burrito en una noria, escena de la película que interpretó el ‘Niño Leone’, siendo muy pequeño, hace ahora 50 años.

Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach daban vida en 1966 a los tres personajes del título. Ahora tres actores recordaban y recreaban la escena final de este conocido filme, cierre de la ‘Trilogía del Dólar’.

El público disfrutó y aplaudió esta interpretación, para después hacerse fotos con los protagonistas y el nuevo escenario.

Antes de abandonar el lugar para disfrutar de la proyección del largometraje íntegro, en el Cortijo del Fraile, pudieron degustar cerveza artesanal de la zona.

Proyección
A las diez de la noche comenzó junto al Cortijo del Fraile la proyección de la película. Había doscientas sillas dispuestas para albergar a los espectadores, a las que se añadieron butacas de playa y  familias que llevaban algo para picar, juntándose más de 300 espectadores que no dudaron en aplaudir cada vez que salían los escenarios nijareños.

Alexis Pineda agradeció la presencia del ‘Niño Leone’ y de todos los asistentes en la inauguración de esta nueva localización, que se suma a las cinco existentes y que recuerdan el pasado cinematográfico de Los Albaricoques. 

Por su parte, Yolanda Lozano, explicó como este tipo de actividades ponen en valor el pasado cinematográfico nijareño, lugar elegido por grandes directores para sus películas.