Eterno Lorca: Almería no olvida al poeta granadino

“Quiero dormir un rato,/ un rato, un minuto, un siglo,/ pero que todos sepan que no he muerto,/ que haya un establo de oro en mis labios (...);/ que soy la sombra inmensa de mis lágrimas”. Estos reconocidos  versos de Federico García Lorca, que se antojan premonitorios, resonaron con fuerza en la tarde del jueves en Almería. Una “ruta lorquiana” que comenzó en la Plaza Maestro Rodríguez Espinosa, y finalizó al atardecer en la Librería Zebras, constituyó  el homenaje perfecto en el octogésimo aniversario de la muerte del poeta. Durante el mismo,  dichos versos cobraron vida y demostraron la eternidad y atemporalidad del poeta español más universal.

Almería fue sin duda un lugar que dio mucho a Federico, y no solo por haberle inspirado Bodas de Sangre, una de sus obras dramáticas más ilustres. El arraigo de Lorca a la provincia viene de años anteriores: residió en la capital de 1906 a 1909 junto a su maestro Rodríguez Espinosa, que da nombre a la plaza donde dio comienzo la ruta y donde precisamente se sitúa la casa en la que vivió.

El homenaje se inició una vez que buena parte de los asistentes y participantes del acto depositaron flores en el busto de Lorca que preside dicha plaza. Francisco Vargas, uno de los organizadores  del acto, lamentó que “es una pena que este sea el único busto de Lorca en la ciudad”. Tras ello, la escritora Pilar Quirosa leyó un manifiesto escrito por el también escritor y estudioso del autor, Juan José Ceba, que no pudo estar presente por encontrarse en Gijón, también participando en unas jornadas sobre el poeta y dramaturgo. Al grito de “Lorca ya somos todos” Quirosa condenó el asesinato del granadino a manos de la barbarie fascista. 

Una vez abierto el acto, los distintos participantes recitaron algunos de sus poemas más populares, como Romancero de la Luna, Luna o La aurora acompañado de una impecable música de violín.

El evento, que fue organizado por el Instituto de Estudios Almerienses, Letras Impares Editores, el grupo literario almeriense Poetas del Sur, la Asociación Cálamo y la Librería Zebras, se trasladó a la sede de esta última al atardecer. 

La plaza del Balneario San Miguel se convirtió entonces en un escenario improvisado donde los versos de Lorca se engrandecieron, aun más si cabe, de la mano de escritores como Miguel Naveros y María Jesús Orbegozo, entre otros, en un acto conducido por el propio Naveros. Entre poesía y poesía, la cantante Sensi Falán fue la encargada de ponerle música a los versos del poeta, y emocionó a los asistentes con Herido de amor, Aire de nocturnos y Pequeño vals vienés, de la desgarrada obra Poeta en Nueva York. Otros participantes leyeron poemas y textos propios dedicados a Federico, como fue el caso de Guillermo de Jorge o el historiador Rafael Quirosa. El broche de oro al acto lo puso el cantaor El Niño de las Cuevas con Bulerías lorquianas.