La luz que guía al destino ‘Costa de Almería’

Los faros han pasado de ser una guía clave a un símbolo y testigo de la historia de la provincia que guarda aún su esencia y tradición maríti

Imagen del faro de Almería.
Imagen del faro de Almería.
La Voz
21:29 • 18 sept. 2016

Como barco encallado en la arena, los faros se yerguen a lo largo de nuestra costa, mitad en tierra y mitad marineros. Visitar estos vigías del litoral ha ganado enteros como una actividad turística y cultural más de la costa almeriense, que cuenta con muchos más atractivos aparte de sus bellas playas y que se vinculan al disfrute de sus monumentos o de una amplia carta de actividades de turismo activo.




Con 11 faros en su haber (aunque el de la capital está en zona restringida y el de la Isla de Alborán está algo retirado de la propia provincia) Almería puede presumir de ser una tierra marinera. Para los que quieran adentrarse en el oficio de farero o en disfrutar de una ruta de senderismo diferente, nuestro destino ofrece una forma  muy singular de descubrir el legado monumental que encierra la provincia de Almería.




Comenzando por su extremo oeste encontramos el faro de Adra, de reciente construcción, ya que data de 1985 y está situado en la desembocadura del Río Grande. Su imagen es de las más reconocibles de la zona, debido a su pintura a franjas rojas y blancas, y es ya el tercer faro del municipio, ya que el primero fue derruido por un temporal y el segundo se acabó incluyendo en el núcleo urbano del pueblo cuando éste creció.




Continuando la línea de Poniente, la siguiente parada nos lleva hasta la playa de Punta de los Baños donde destaca un faro de torre cuadrangular con una plataforma volada que recuerda a un trampolín para saltar al mar. Esta versátil construcción de 1991 es la más moderna de la provincia y contrasta con su siguiente compañero en la línea del litoral, el faro de El Sabinal. Éste, además de estar en el paraje natural Punta Entinas-Sabinar, tiene una altura de 32 metros, que ofrece unas vistas espectaculares del entorno.




En Roquetas de Mar, el faro de 1863 es todo un símbolo para los roqueteros. Dejó de prestar servicio en 1945, ya que está plenamente integrado dentro de la población, y ahora hace las veces de  sala de exposiciones junto al también conocido Castillo de Santa Ana. El faro de San Telmo o Torrejoncillo, a las afueras de la capital, es aún más antiguo, data del siglo XVIII. Éste es también muy simbólico, ya que está en una de las entradas de la ciudad y se encuentra en lo alto de un acantilado que lo hace aún más visible y bello.




En el corazón del Cabo de Gata, junto al popular Arrecife de Las Sirenas se encuentra uno de los faros más conocidos y visitados de toda la provincia. Esta construcción del siglo XIX es fotografiada por miles de visitantes durante todo el año, que siguen la zigzagueante carretera de costa que lleva hasta él para poder admirar las preciosas vistas que ofrece del Parque Natural Cabo de Gata. También dentro del Parque se encuentra el faro de La Polacra, que data de 1991. Su privilegiada y estratégica posición en lo alto de un gran saliente de roca le da unas espectaculares vistas de algunas de las calas vírgenes más recónditas de la provincia, como las del Bergantín o La Polacra, que le da nombre.




Entre Aguamarga y Carboneras se encuentra el faro de Mesa Roldán, o simplemente el faro de Carboneras, que a 220 metros sobre el nivel del mar se constituye como el faro a mayor altitud de la Península.




Cierran las construcciones más típicas de nuestro litoral el faro de Garrucha, de 1882, con su historia peculiar ya que fue la actividad minera de Sierra Almagrera en aquella época, que alcanzó un volumen considerable, lo que propició que se colocara un faro en esta villa. En la actualidad se encuentra ya casi totalmente integrado en el pueblo, como le ha ocurrido a otros, lo que a su vez ha permitido que se mantenga en buen estado de conservación y se haga uso de parte del mismo como Capitanía de Puerto.



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