El Cervantes planta cara

Un espacio de gestión privada, pero con vocación pública que por historia, ubicación y programación está llamado a convertirse en el teatro de todos los almerienses. El director de Kuver Producciones, Curro Verdegay, siempre ha explicado cuál era la filosofía de la emblemática sala que su empresa gestiona desde hace un año.

De la oferta para este trimestre en general, y para este pasado fin de semana en particular, se desprende que lo que era una declaración de intenciones tiene ya mucho de realidad. En la veintena de propuestas de este trimestre confluyen disciplinas que van del humor canalla a la elegancia del ballet, de la música clásica a los espectáculos infantiles, del descaro de los carnavales al cine de los 80, del nuevo flamenco al sonido ‘beatle’. Propuestas que cubren un espectro de edad de 0 a los 100 años con las que el Cervantes rivaliza con espacios escénicos de titularidad pública. Y todo desde el centro de Almería, donde al margen del Apolo -cuya actividad más estable es el Cineclub- y asociaciones como La Guajira y La Oficina, que juegan en otra liga, no tienen competencia. 

Este fin de semana
Ismael Serrano el viernes, Antílopez el sábado y la compañía Teatro Lírico Andaluz con ‘El barbero de Sevilla’ el domingo han reunido a 1.200 personas (el aforo para formatos sentados es de 500) en el patio de butacas de la sala de  la calle Poeta Villaespesa. De nuevo ha triunfado la variedad con canción de autor, una original propuesta entre la música y el humor y el género chico, la zarzuela.

El cantautor de Vallecas, que agotó localidades, se presentó en el Cervantes solo con su cancionero y un par de guitarras entre una sencilla escenografía otoñal, la estación ideal para transitar por sus canciones. Letras que han escrito la crónica sentimental de una generación, como las de ‘Papá, cuéntame otra vez’, ‘Vértigo’, ‘Dónde estarás’ y ‘Recuerdo’, salpicaron el grueso del concierto, marcado por su reciente ‘La llamada’, disco donde apela a la fraternidad explorando sonidos del continente americano.

No faltaron en tres horas (había ganas: no pisaba la capital desde 2002) los temas de su ‘santísima trinidad’: Aute (‘Las cuatro y diez’), Silvio (‘Ojalá’) y Sabina (‘Peces de ciudad’).

Al día siguiente, Antílopez -dúo de artistas onubenses que empezó desde lo más bajo que se puede empezar, actuando en “los posavasos”, y que hoy son toda una revelación- puso en pie al público del Cervantes con su tercer disco-espectáculo ‘Desprendimiento de rutina’  y su equilibrio perfecto entre música y humor tocado por la varita de una teatralidad en la que muchos ven la influencia de Les Luthiers.

José Félix López y Miguel Ángel Márquez se metieron al personal en el bolsillo con sus gags con referencias a Almería, su hilarante sentido del humor, una complicidad forjada a lo largo de toda una vida y un sonido inclasificable que ellos denominan “chiripop absurdo depresivo”. Un viaje musical en el que no hubo dos canciones iguales, no faltó el rock, el pop, la copla o el flamenco, ni cierto halo de poesía callejera que envolvió los temas más íntimos. 

La zarzuela puso la guinda al fin de semana con una dinámica puesta en escena y artistas de Teatro Lírico Andaluz, habituales de las mejores salas del país.

El cine también se hace un hueco
La actividad cinematográfica del Cervantes cesó en marzo de 2015. Entre los objetivos de Kuver está el de recuperarlo como lugar de exhibición y, además, conectar con aquellos espectadores que se acercaron por primera vez a la gran pantalla desde sus butacas. De ahí la creación del ciclo ‘¡Un peliculón por 500 pesetas!’, que vuelve el domingo 6 de noviembre con ‘La princesa prometida’ (17 y 19.30 horas) tras la gran acogida a ‘E.T., el extraterrestre’ el 1 de octubre. Además, el Cervantes es sede de las proyecciones de los Encuentros con Directores  de la Fundación Unicaja y, desde este año, de las secciones oficiales del Festival Internacional de Cine de Almería.