Un milagro terrenal. La OCAL celebra su ‘cumplesueños’ con ‘El Mesías’ de Händel

Una ninfa vestida de verde se desliza escaleras abajo por un patio de butacas que sale de la penumbra. La siguen cuatro pastorcillos que se afanan por llegar a tiempo al pie de un escenario que acaba de asistir al nacimiento de un niño que cambiará para siempre el curso de la historia. Los pequeños se sientan en la escalinata y observan con admiración, incluso con adoración, la llegada del Mesías. Un Mesías que habita en cada uno de los 50 músicos de la Orquesta Ciudad de Almería (OCAL) que interpretan, entregados, una sinfonía pastoral.

Esa escena mágica encierra toda la esencia de El Mesías, de G. F. Händel. Todavía resuenan los ecos del centenar de voces que acaba de anunciar el momento en el que el profeta Isaías nos cuenta cómo vio la oscuridad y la tristeza, aunque también vio al hijo que nacería para iluminar el mundo. Lo ha hecho a través de la interpretación de For unto us a child is born que no es el coro más conocido de esta obra del compositor alemán -que es Hallelujah-, pero sí el que sintetiza con mayor expresividad el sentido de la Navidad. 

Porque la ninfa verde es la soprano Aurora Amores. Los pastorcillos son integrantes de la Orquesta Infantil de Almería, la OIAL. Y esto es el concierto de Navidad. Un concierto de Navidad en el que este año, como novedad, tienen protagonismo los niños y también los jóvenes del proyecto educativo de la OCAL, que miran a los músicos de la primera formación casi como mirarían al mismísimo Mesías, pues ellos encarnan su sueño. 

De hecho, la hazaña de la Orquesta Ciudad de Almería -la de levantar de la nada y sin apenas apoyos una formación clásica que está entre las mejores de España- tiene algo de mesiánica. De milagro terrenal. Y esta noche de jueves, día 22 de diciembre, hemos venido aquí, al Auditorio Maestro Padilla, para celebrar que hace quince años que empezamos a soñar. Hemos venido aquí y hemos colgado casi el cartel de ‘no hay billetes’ para desearles todos juntos un feliz cumplesueños, como ellos mismos dicen en el vídeo que ha abierto la velada.

Adviento y Navidad
El adviento y la Navidad centran la parte inicial de esta obra que pese a sonar sobre todo en iglesias y catedrales se estrenó en un teatro como donde ahora nos encontramos, el New Music Hall de Dublín, en 1742. Esta primera aproximación al programa nos ha dejado a un Michael Thomas, director de la OCAL, iluminado y a unos solistas -a la soprano se han sumado el tenor Luis María Pacetti, el contratenor José Carrión y el barítono David Lagares- al servicio de algo que nos sobrevuela, llamémosle arte o inspiración divina.

Tras el descanso, llega la segunda parte y, con ella, la pasión, la resurrección y la ascensión a los cielos de Jesucristo, que finaliza, esta vez sí, con Hallelujah en una explosión celestial de voces de este coro de coros que se alzan todas a una para morir con un leve giro de muñeca de Thomas.

La victoria de Cristo ante la muerte, el juicio final y la palabra Amen -el público sigue la traducción simultánea del libreto a través de tres pantallas- desembocan en un aplauso que se expande en el que cabe la ovación a los coralistas. A los chicos de la OIAL y de la OJAL. A los solistas. Pero sobre todo a la OCAL. Porque el verdadero Mesías de esta historia es la OCAL.