Carmen López "El mío ha sido un camino de silencios que con este poemario deja al fin de serlo"

El suyo ha sido un camino de silencios. Porque esos poemas que hasta hace bien poco dormían en el cajón, Carmen López los escribió para ella. No se los enseñó nunca a nadie. El recorrido, en efecto, ha sido silencioso pero ha discurrido del modo en que lo ha hecho gracias a una serie de voces que, a modo de susurros, la han llevado por la senda de la poesía.

La voz que despertó su vocación literaria fue la de su abuela Carmen, a la que además de los versos le debe su nombre. A pesar de ser una persona mayor, era una gran lectora e incitaba a su nieta a imitarla. Así surgió su amor por la poesía. Por interpretarla y por escribirla porque a los seis años redactó sus primeros versos. “Cuando mi abuela me llevaba a un sitio y me aburría, pedía un lápiz, un papel y me ponía a escribir”, explica López a LA VOZ.

Otra voz, la de su prima Rosa, alentó el hecho de que cultivase esa pasión coleccionando sus poemas de la infancia. Y otras tres, todas femeninas, llevaron de la mano a esta alma sensible al mantener viva la llama: Fernanda Martín, su maestra del colegio, y Vicenta Fernández y Ana Nicoli, profesoras del instituto. 

Filóloga de formación y periodista de profesión -los últimos años ha estado vinculada a LA VOZ-, Carmen López (Almería, 1968) ha escrito poe­sía toda la vida ya fuese “por pura necesidad de expresarse”, en un intento de “poner nombre” a lo que le ocurría, como “válvula de escape” o “un ejercicio de divertimento” sin más. 

Sin embargo, fue una voz de hombre, la de su amigo el también periodista Jacinto Castillo, la que hace unos meses activó en ella el resorte de que tenía que publicar. “Cometí el error de dejarme encima de mi mesa de la redacción algunos poemas, Jacinto los leyó y me pidió el resto. Luego unas amigas se encontraron otros tantos en casa. Yo les decía a todos que me daba vergüenza, que me sentía desnuda, pero me convencieron. Y esa es la historia”, relata con rubor.

El resultado es ‘Avenida Silencios’ (Círculo Rojo, 2017), una selección de 43 poemas que abarca toda la producción de la autora -desde la adolescencia y hasta hace unos meses- y cuatro relatos con un claro tono lírico.

Los poemas no siguen un orden cronólogico, están dispuestos al azar. “A través de ellos se ve que tengo un estilo, un ritmo: no soy amante de un tipo de rima concreto, prefiero el verso libre y no porque no sepa hacerlo -tenía algún soneto y no lo he metido porque rompía la unidad-, sino porque la poe­sía no es para medirla, es para disfrutarla”, confiesa.

‘Playlist’ con sugerencias musicales
Con prólogo de la doctora en Filología Hispánica de la Universidad de Almería Isabel Giménez Caro y una ‘playlist’ con sugerencias musicales para la lectura obra de Jacinto Castillo, el libro habla del amor y el desamor. Del miedo, el silencio y la soledad. De la muerte y de la enfermedad. Del abismo y el vértigo. “Mis debilidades, esas que se esconden tras mi coraza de mujer dura, están ahí. El mío ha sido un camino de silencios que con este poemario deja al fin de serlo”, expresa.

En la presentación de ‘Avenida Silencios’ -que tendrá lugar mañana jueves 23 de febrero, a las 19.30 horas, en el salón de plenos de Diputación- alzarán la voz esas personas que han susurrado a la poeta cuál era camino de baldosas amarillas hasta el resurgir. Hasta cambiar lo urgente por lo importante.