Una exposición colectiva, ‘Somos quien somos’, que agrupa obras de catorce artistas con una dilatada trayectoria en Almería, y un libro, ‘La luz sitiada’, en el que el pintor Francisco Carreño y el poeta José Miguel Gómez Acosta ofrecen una mirada caleidoscópica a la arquitectura de lo efímero. Dos propuestas que a priori no presentan conexión alguna, pero que en el fondo tienen que ver con la creación y el talento de la tierra del indalo. Ambas confluyen esta tarde en un único espacio: Arte21.
La galería de la calle de Las Tiendas inaugura hoy jueves 23 de marzo, a las 20.30 horas, una muestra multidisciplinar en la que están representados muchos de los grandes pintores, fotógrafos, escultores, grabadores o ceramistas que ha dado Almería, o que están íntimamente ligados a ella. Se trata de Carlos Pérez Siquier, Carmen Pinteño, Ginés Cervantes, Javier Huecas, Jordi Garriga, Lola Berenguer, Lola Valls, Martín Pastor, Paco Alcaraz, Pepa Satué, Pepe Bernal, Andrés García Ibáñez, Sara Sanz y el recientemente fallecido Rafael Gadea.
‘Somos quien somos’ estará abierta al público hasta el próximo 13 de mayo en horario comercial, de 10 a 13.30 horas y de 17 a 20.30 horas. Los lunes por la mañana la galería cierra y los fines de semana sólo abre los sábado en horario matinal.
Antes de la apertura de la exposición, a las 20 horas, Arte21 dará a conocer una pequeña y cuidada publicación, ‘La luz sitiada. Secaderos y ruinas de la Vega de Granada’, que consta de doce dibujos a grafito del artista almeriense Francisco Carreño, acompañados por pequeños textos literarios del poeta José Miguel Gómez Acosta, también de la tierra.
El libro, que ha sido publicado por el nuevo sello de la revista ‘Márgenes Arquitectura’ que dirigen Daniel López y el propio Gómez Acosta, gira en torno a la idea del secadero de tabaco como “símbolo último de la Vega granadina”, casi como “la casa arquetípica que dibujaría un niño”, como un vestigio “todavía muy vivo -pues sigue funcionando- de la actividad agrícola” de una zona rural que la ciudad parece poder engullir en cualquier instante.
“Algunos secaderos son impresionantes, casi como catedrales, hechos con materiales rudimentarios: corteza de chopo, chapa metálica, ladrillos reutilizados. Otros tienen una estructura de palillería de chopo cubierta por la típica tela verde de los edificios cuando los restauran. Poseen ese punto tan chulo de la poesía de lo real que te lleva a pensar que la persona que lo ha levantado no se ha planteado nada más allá de su utilidad. Hay algo que te sobrecoge en ese espacio que no ha sido pensado ni proyectado”, reflexiona Gómez Acosta a LA VOZ.
Enamorados de la vega
Las trayectorias de Francisco Carreño y José Miguel Gómez Acosta, los dos autores de ‘La luz sitiada’, se han desarrollado de forma paralela. Nacieron en Almería, fueron juntos al instituto y se marcharon a la vez a estudiar a Granada: uno Bellas Artes, otro Arquitectura. Son unos enamorados de la vega, paisaje que el pintor ha reflejado en su obra de influencia romántica con una visión contemporánea.
No en vano, los dibujos que recoge este volumen formaron parte de una exposición que pudo verse hace no tanto en Granada y se han convertido en libro gracias a una especie de ‘crowdfunding’ o ‘preventa’ por la que apostaron amantes del arte de Suecia, Dinamarca o Inglaterra. De ahí que los textos estén en español y en inglés. También el de Cristina García, conectada con la obra de Carreño, que da título al libro y lo abre. El que lo cierra versa sobre cómo Antonio Jiménez Torrecillas inoculó el interés por los secaderos en la escuela de Arquitectura de la ciudad de La Alhambra.
‘La luz sitiada’ constituye la primera entrega del pequeño sello de ‘Márgenes Arquitectura’, en el que verán la luz esos contenidos antes llamados ‘marginales’ que aparecían en la revista que tras su número diez, dedicado precisamente a Jiménez Torrecillas, ha cambiado por completo.
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