Gotas de filantropía

`El viernes 31 en el Teatro Cervantes de Almería la Fundación Vicente Ferrer nos convoca. Para abrir boca pondré versos y acordes, un primer paso..`

Antonio Álvarez
01:00 • 26 mar. 2017

Por el refranero sabemos aquello de que “por sus obras lo conoceréis”. Esta adaptación filtrada empapa nuestro hablar cotidiano, viene del Evangelio de San Mateo 7,16: “Por sus frutos los conoceréis”. El género humano es capaz de todo: del aniquilamiento masivo de sus congéneres, a la bondad infinita. Uno, a veces, parafraseando libremente a Kennedy se pregunta a diario qué puede hacer por los demás. Simplemente se trata de un pequeño gesto, paso, verso, hecho. A lo mejor así limpiamos nuestra conciencia por no ser más días mucho más solidarios, y no solo cuando el canto en concreto empieza a rodar. En todo caso un viaje de mil millas empieza con un primer paso, sea cual sea el viaje, (según cita de Lao-Tsé); y por ende cualquier piedra en el camino nos enseña que nuestro destino es rodar y rodar, según la copla mexicana conocida. Las cosas llegan rodando, no siempre rodadas, es por lo que hay que hacerles el rodaje,  y como a los coches, ver si las piezas engrasan y encajan en pos de un movimiento deseado propio y ajeno. 


La filantropía verdadera, no las sobras del multimillonario que limpia su conciencia (por cierto, también bienvenidas), se fragua por gente que nace con una pasta especial. Hace más de una década, en una luna de placer y viaje de miel a la India, tuve la suerte de escuchar la experiencia de compatriotas que viajaban con nosotros, pero iban en direccion a Anantapur, al sur. Allí un hombre, antiguo jesuita, Vicente Ferrer, había encabezado una obra desde décadas, basada en valores como la solidaridad y cooperación con los más desfavorecidos. La India es un país de excesos, en la belleza y en la miseria, en matemáticos e informáticos y en la pobreza extrema. En Bollywood, y en el caos reinante de sus calles. En la espiritualidad respetuosa y en el fanatismo dislocado. Uno escucha India, y siente a Gandhi. Uno rememora la bofetada de Delhi con la gente durmiendo y viviendo en la calle nada más salir de su aeropuerto. Es tercer mundo, aunque sea potencia emergente y disponga de material atómico. Uno recuerda ver morir a una persona en el Ganges, o a un sadhú que se acercaba con una tonada mirándole fíjamente. Uno recuerda las pupilas de los niños en la India, no hay otras semejantes en el mundo por mí conocido, y eso es imborrable. Volveremos a la India, porque te marca el alma para siempre... La labor de la Fundación Vicente Ferrer reconcilia al ser humano con sus semejantes, en su web www.fundacionvicenteferrer.org podéis ver quiénes, qué, cómo y para qué. Ante la desigualdad en el mundo son una gota de agua, junto a otras organizaciones y grandes personas que pelean a diario a la contra. El viernes 31 en el Teatro Cervantes de Almería la Fundación Vicente Ferrer nos convoca. Para abrir boca pondré versos y acordes, un primer paso...







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