Carlos Hipólito: “He crecido con todo lo que he hecho y eso es lo que me mueve”

Versátil y cercano, Carlos Hipólito (Madrid, 1956) recibe hoy miércoles a las 17.30 horas, junto a la investigadora Mercedes de los Reyes, el homenaje de las Jornadas del Siglo de Oro en el Ciclo Académico que organiza la Universidad de Almería en el Castillo de Santa Ana de Roquetas.

¿Qué significado tiene recibir el homenaje de un festival en el que ha participado y que además está dedicado a los clásicos que tanto peso han tenido en su trayectoria?
Todavía no me lo creo, no sabes la ilusión que me hace este homenaje que honradamente no sé si es muy merecido, pero que acepto felicísimo. Supone un orgullo y un privilegio. Las Jornadas de Almería son una maravilla. Hace tiempo que no tenía vinculación con ellas, pero cuando las dirigía Antonio Serrano incluso di una conferencia. 

El teatro clásico forma parte de mi historia personal y profesional porque estuve en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en el Centro Dramático Nacional y en el Teatro Español, donde también hicimos clásicos, no del Siglo de Oro, sino franceses e ingleses. Para mí el teatro clásico es la base de todo y uno de los géneros más importantes que hay.

El hecho de que me recuerden por esa labor -que además hace tiempo que no hago porque ahora no tengo la suerte de que me llegue un papel de estos- es una gran alegría.

Comparte ese homenaje con la catedrática Mercedes de los Reyes y así se evidencia el espíritu de este Ciclo Académico que trata de tender puentes entre el ámbito académico y el escénico. ¿Qué supone este acercamiento?
Supone un gran honor estar al lado de alguien como Mercedes, que pertenece al mundo de la cultura con mayúsculas. A mí me parece que está muy bien pensado porque dentro del mundo de la cultura y en concreto del teatro, las disciplinas están todas muy cerca. Todos sentimos pasión por estos textos: uno desde la escritura o el análisis de la escritura, otros desde la puesta en escena, pero todos participamos de ese amor. 

De todos los personajes del Siglo de Oro que ha interpretado, ¿por cuál siente especial debilidad?
He llevado a las tablas a Lope de Vega, a Juan Ruiz de Alarcón, a Calderón, a Tirso de Molina. Y tengo muchas anécdotas porque recuerdo cuando Miguel Narros me llamó para hacer el Don Juan de ‘El Burlador de Sevilla’ de Tirso de Molina con la Compañía Nacional -debía de ser el año 2001 o 2002- y le dije que no me veía las hechuras y que nos iban a echar del oficio. Narros me pidió que confiase en él y me aseguró que podía hacer un Don Juan muy convincente. Lo montamos y para mi gran sorpresa, tuvimos buenas críticas y hubo gente que dijo que por primera vez entendía su conducta. El teatro clásico es tan grande, admite tantas lecturas, es maravilloso. Ese personaje lo recuerdo de forma especial porque es una belleza y supuso una especie de afianzar mi confianza y de reafirmarme en que tenía que fiarme de los directores que confiaban en mí. 

Y cómo me voy a olvidar del Don García que hice en ‘La verdad sospechosa’ de Pilar Miró dentro de la Compañía Nacional también. Era un mentiroso compulsivo y divertidísimo que me regaló un reconocimiento que yo ni sospechaba porque era muy jovencito y fue un poco lo que me puso en órbita en esta profesión.

Pero también está ‘El médico de su honra’ de Calderón que hice con Adolfo Marsillach. Porque me ha tocado hacer personajes que daban título a la obra, lo cual es una responsabilidad.  No podría elegir un solo personaje; cada uno tiene un lugar en mi corazoncito, desde luego.

Y luego está el hecho de trabajar con esos nombres propios de la cultura.
He tenido muchísima suerte. Empecé a trabajar con los que habían sido mis maestros en la Escuela de William Layton: José Carlos Plaza, Miguel Narros, el propio William Layton. Profesionales que ya eran grandes directores y que lo siguieron siendo y empezar con ellos fue un trampolín maravilloso. Luego he tenido la suerte de poder tocar muchos palos y trabajar con muy buena gente y el teatro es siempre una labor de equipo, no un individuo que se rodea de otros. 

Ha hecho televisión: es el narrador de ‘Cuéntame’, le hemos visto en ‘Vis a vis’ y ‘El Ministerio del Tiempo’. Ha representado mucho tea­tro clásico y contemporáneo. Ha trabajado en el cine, medio en el que ha estado a las órdenes de grandes como José Luis Garci. ¿Hay algo de lo que se arrepienta en su carrera?
No me arrepiento de nada porque todo me ha servido para aprender, lo que ha ido mejor y lo que ha ido peor. En general he tenido suerte porque casi todo ha funcionado bien, pero más que el hecho de que haya funcionado de cara a la galería -que es de agradecer, pero para mí no es lo más importante-, me quedo con que con todo lo que he hecho he crecido un poquito como intérprete y eso es lo que a mí me mueve: intentar hacerlo cada día un poco mejor. De todo he sacado una buena lección para tirar para adelante. 

¿Qué proyectos tiene ahora entre manos?
Ahora mismo estoy de gira con una obra que nos ha dirigido Claudio Tolcachir que se llama ‘La mentira’. Una comedia de Florian Zeller que es muy actual y que fue un éxito hace dos años en París. Afortunadamente, la temporada pasada fue un bombazo en Madrid, donde estuvimos llenando seis meses el Teatro Maravillas. Ahora estamos de gira y volveremos en verano a la capital. Nos está dando muchas alegrías y ahí estoy con Natalia Millán, Mapi Sagaseta y Armando del Río, muy felices de llevarla por ahí.

Y enseguida empezaremos los ensayos de un musical muy grande. Yo en su día hice ‘Follies’ y ‘Sonrisas y lágrimas’. Me gusta explorar todos los rincones del oficio y si puedo investigar, investigo. Este nuevo musical se estrenará en Madrid, en el Teatro Nuevo Alcalá, el 5 de octubre. Es ‘Billy Elliot’, que ha estado once años en Londres y seis en Broadway, en Nueva York. Me han dado el papel del padre de Billy, que es una belleza de personaje. Estoy feliz, se siguen creyendo que valgo para esto. (Risas).