Llenar los museos de mujeres. Esta utopía, sostenida sobre la triste realidad de que lo que predomina es justo lo contrario, parece menos lejana, más alcanzable gracias a propuestas como la que ha permitido a diez escritoras universales adueñarse de una sala de exposiciones -por algo hay que empezar- hasta el 17 de octubre.
La propuesta es el libro-proyecto ‘Mujeres de fábula’ de Mar de los Ríos. Y el lugar, el Espacio de Mujeres de Diputación, en la calle Marín de la capital, desde donde autoras de novelas tan atemporales como ‘Orgullo y prejuicio’ (Jane Austen), ‘Cumbres borrascosas’ (Emily Brontë), ‘Jane Eyre’ (Charlotte Brontë) y ‘La cabaña del tío Tom’ (Harriet Beecher Stow), entre otras, escrutan al visitante y le cuestionan acerca de su compromiso con el feminismo, con el conocimiento como escudo contra la manipulación, con el arte como esa arma que afila el espíritu crítico.
Delicadeza
Cosida con el hilo de la delicadeza, ‘Mujeres de fábula’ es una iniciativa que ha unido a la escritora Mar de los Ríos con una decena de artistas plásticas sensibilizadas con el arte en femenino. Así, si en su libro ella innova ofreciendo pinceladas de la vida de las autoras y curiosidades de sus obras a través de su protagonista, Rita, salvada de la mediocridad por los libros, en las ilustraciones las artistas “han plasmado la sutileza de cada personaje, de modo que al ponerlas todas juntas se ve que forman parte de un todo, que hay un hilo conductor”.
“La profesora de Bellas Artes de la Universidad de Granada Theotima Martínez adjudicó cada autora en función del perfil de las artistas”, justificó De los Ríos este martes durante la presentación del libro y la inauguración de la exposición que recoge los dibujos.
La magia traspasa hasta tal punto este proyecto a medio camino entre la literatura y la plástica que una de las ilustradoras, Marina Hernández -hija del alma máter de ‘Mujeres de fábula’-, dibujó a la perfección a Carmen de Burgos sin haber visto una sola foto suya, ni saber apenas nada de ella. “Mi hija siempre ha estado presente en mi vida literaria, primero no dejándome escribir, luego siendo la niña de Cuchifrita -una de mis personajes- y ahora como un eslabón más de esta parte plástica”, confesó Mar.
“Mi madre me ha puesto los peldaños de la escalera para subirme a este proyecto”, señaló Marina Hernández, que además de hacer la ilustración ha dirigido el cortometraje ‘La habitación hecha de fábulas’, basado en el libro y con la actriz y bailarina Leticia Valle como protagonista. “Ha salido todo muy fluido, se podría decir que lo apalabramos en un día”, confesó la joven artista.
Solidarizada con esa ama de casa de la que habla Virginia Woolf en su ensayo ‘Una habitación propia’ que consagra su vida a cuidar de su hogar, pero que jamás ha tenido en él un espacio para la intimidad, la realizadora puso sus ojos en la casa donde ha sido feliz, la de sus abuelos en Alboloduy, para reflexionar sobre una mujer que no se encuentra a sí misma y que se busca desde la certeza de saber quién no quiere ser.
Un corto poético e intimista influido por la estética del cineasta ruso Andréi Tarkovski que ha servido a su creadora para darse cuenta de que el lenguaje audiovisual es su medio de expresión (se trata de su primera experiencia en este campo). El flechazo ha sido tal que ya prepara un proyecto sobre Carmen de Burgos.
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