Era un tipo desgarbado, sin demasiado ángel ni una voz seductora, que acabó aceptando, casi como una penitencia, rodar un western a miles de kilómetros de Estados Unidos con una pandilla de italianos, cansado de llevar cinco años en la misma serie de televisión y harto de que Hollywood no hiciera sonar su teléfono. Sin embargo, su paso por España y su encuentro con Sergio Leone le acabó convirtiendo en una leyenda de la que, de alguna manera, se despidió en su brillante ‘Gran Torino’. En ‘Eastwood. Desde que mi nombre me defiende’ (Fundación José María Lara, 2017), el periodista Francisco Reyero (Sevilla, 1971) repasa cómo se forjó la leyenda del cineasta norteamericano tras sus interpretaciones en ‘Por un puñado de dólares’ (1964), ‘La muerte tenía un precio’ (1965) y ‘El bueno, el feo y el malo’ (1966). Un libro que hoy presenta por partida doble en Almería: a las 12 horas en el Teatro de Tabernas, en la apertura del Almería Western Film Festival, y a las 19.30 horas en la Biblioteca Villaespesa de la capital, en un acto conducido por el director del Centro Andaluz de las Letras, Juan José Téllez.
“Lo más descollante es que la personalidad de Eastwood se haya horneado durante la España de la época, en el franquismo, donde vino tres años seguidos para rodar la ‘Trilogía del Dólar”, explica el autor durante una conversación telefónica con LA VOZ.
En la obra, Reyero repasa el proceso de creación de los tres filmes y recupera algunas de las anécdotas de los rodajes, en los que Leone y Eastwood no hicieron precisamente buenas migas. “El primero tenía una personalidad deslumbrante, difícil, con sus subidas y bajadas y su ego y el segundo era consciente de sus limitaciones pero era un tipo práctico e inteligente”, reflexiona sobre si la construcción del icono Eastwood que el imaginario colectivo tanto asocia a ‘El hombre sin nombre’ (y a otros duros que representó en la pantalla durante los 70 y 80) debe más al romano o al estadounidense.
Para Reyero, el Clint de la pantalla de estos años ya comienza a presentar algunos de los rasgos autorales que tiempo después demostrará en su trayectoria como director. “Él quería fundar su productora y hacer sus propias películas. Como cineasta es un tipo serio, riguroso, que proyecta una imagen de honestidad y limpieza, de ir de frente, que no está a la orden del día. Creo que una de las enseñanzas que se extraen el libro es que lo más importante es que siempre, aún cuando tienes limitaciones, tienes posibilidad de aprender y de mejorar”.
E incluso de convertirte en estrella sin saberlo, como cuando un periodista le preguntó a mediados de los sesenta a Sofía Loren quién era el actor norteamericano más célebre en Italia y ella le respondió que Clint Eastwood, a quien el entrevistador ni siquiera conocía: el protagonista de ‘Harry, el sucio’ fue profeta antes en Europa que en su tierra.
‘Eastwood. Desde que mi nombre me defiende’ recorre además las localizaciones españolas de la ‘Trilogía del Dólar’, centrándose en Almería cuando habla de ‘La muerte tenía un precio’. “Lo que ha aportado esta provincia al cine es infinito, es un escenario con una fuerza natural capaz de ofrecer de todo. Es una historia que da para muchos capítulos y sigue existiendo una afición y unos autores que realizan un trabajo documental, una minería de datos, que no se paga con dinero”, apunta citando obras como ‘La Almería de Sergio Leone’, de Juan Gabriel García y Juanen Pérez Miranda.
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