La curtida piel de cobre de Domitila contrasta con su vestido gris, poblado de flores blancas. Sus ojos están entrecerrados, y uno piensa que si se asomara por la rendija de su mirada sería capaz de leer cientos de historias que conducen a un pasado remoto, quizás mágico. Raimundo tiene una mirada triste, o resignada, quizás asustada. O una mezcla de todas. Su piel es tan negra que casi se funde con el fondo del que surge su cuerpo delgado, de brazos caídos que se escurren en una arrugada camisa a cuadros azules y blancos. La actitud de Inalda, sin embargo, es desafiante. Sus manos se acomodan sobre los tejanos, como una vaquera a punto de desenfundar. Lleva un pañuelo rojo anudado a la cabeza y una camisa verde sin mangas que le da un aire algo retro, como si acabara de salir de ‘West Side Story’. “Vengo de fuera, sí, pero esta también es mi tierra”, parece decir. Porque Inalda, Raimundo y Domitila son inmigrantes en Estados Unidos. Saliendo de las tinieblas a las que muchos quieren confinarles, con sus cuerpos húmedos, por el sudor del trabajo o por el azote del mar que pudo ser tumba, quién sabe. Inalda, Raimundo y Domitila son, además, tres de los protagonistas de la muestra ‘Mojados’, que el fotógrafo almeriense Francisco Uceda presenta en el Centro para la Educación de los Trabajadores, en el City College de Nueva York, hasta el 20 de diciembre. Y el próximo marzo, si todo sigue su curso, podría verse en Naciones Unidas.
Afincado desde 2001 en la ciudad de los rascacielos, donde ejerce la docencia, Uceda siempre se ha mostrado interesado en esta temática. “He trabajado como profesor de lenguas para inmigrantes durante más de diez años. Yo mismo soy inmigrante, aunque llegara en una situación muy diferente a la gente que he fotografiado, y puedo identificarme con algunas problemáticas con las que se han enfrentado mis modelos; con otras solo puedo intentar entender y mostrar mi empatía y mi apoyo”, cuenta a LA VOZ.
Siguiendo la tónica de su obra, en la que suele “cuestionar arquetipos, estereotipos y exponer los disfraces que usamos en las sociedades del espectáculo”, ha llegado a ‘Mojados’ (así, en castellano, sin traducción). “Hay un tema que siempre me ha parecido de interés: usar la fotografía para hacer visible aquello que a la mayoría le parece invisible, o le interesa que lo sea”.
Para él, “junto con el calentamiento global y los brotes dictatoriales o extremismos religiosos, étnicos y lingüísticos”, uno de los desafíos de las sociedades actuales es la “absorción /inclusión total y saludable de la población inmigrante”, en lugar de convertirles en “cabeza de turco o explicación de nuestros males cuando la economía no va bien”, afirma.
Y recalca que no solo es el discurso de Trump el que le ha animado con la serie sino también el de Tusk, presidente del Consejo Europeo, “o las medidas del presidente español que apoyan el control de fronteras en inmigración y la lucha contra el terrorismo y sus víctimas, mostrando una falta de solidaridad vergonzosa y una falta de apoyo real al desarrollo económico de los países emisores de inmigrantes”.
La estética de ‘Mojados’ conecta con anteriores series en las que trabajó el retrato, como ‘Tierra’, conectada con Almería y expuesta en el Soho en 2015. “Ciertos componentes se repiten aunque quizás sea esta la serie de corte más claramente social hasta el momento”. Un enfoque que se plasma en el fondo negro escogido para sus modelos, “pues están saliendo de la oscuridad”, y en la decisión de mostrarlos de cuerpo entero. “A tamaño natural, o casi natural, para dejar de fragmentar al inmigrante y deshumanizarlo, y hablar de él como espalda mojada o bracero”.
Porque de eso trata ‘Mojados’: de dialogar sin hablar con Domitila, Raimundo, Inalda y tantos otros, y preguntarnos qué nos dicen. “En sus miradas se interpretan sus experiencias. ¿Y qué hay en la mirada? ¿De qué trata la serie? De salir de la oscuridad, de mostrar su experiencia al otro lado del mar, de sus esfuerzos, de sus penurias, de lo que han dejado atrás, de su lucha diaria, de sus triunfos y fracasos, del orgullo. En fin, de la perseverancia humana ante la adversidad”.
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