EL ÁGORA. La sala Jesús de Perceval ejerce de ágora para abrazar una preocupación, un problema que nos atenaza, expuesto a través de diferentes disciplinas: poesía, pintura y baile. El pasado 22 de noviembre gritamos contra la Violencia de Género, otra vez, transformando la barbarie en belleza, la otra cara de la moneda del ser humano. Comienza el acto presentado por el concejal de cultura del Ayuntamiento de Almería, Carlos Sánchez, el alcalde de Olula del Río, Antonio Martínez, y el director del Museo de Arte de Almería, Juan Manuel Martín.
Todos ellos manifiestan la necesidad de esta conmemoración en tanto siga candente esta gran lacra contra las mujeres, dejando en el aire la preocupación del repunte significativo de la Violencia de Género entre los más jóvenes, y el deseo compartido de construir una sociedad donde no tengamos que reunirnos ante el dolor viejo de las féminas, propiciado por aquellos que juraron amarlas. Todos somos conscientes de que la educación es el camino para la convivencia, pero la dimensión soterrada de la Violencia de Género en sociedades avanzadas como la nuestra, tiene que escandalizarnos más activamente, para conseguir romper ciertos estigmas que parecen muy sólidos. Porque somos capaces de cotejar cómo son noticia las muertes de mujeres, de niñas, a manos de adolescentes que entienden el modelo de dominación hasta sus últimas consecuencias en sus relaciones de pareja; cómo se cosifica a la mujer muy a menudo ante nuestra costumbre de que así sea, permitiendo conductas de dominación en la cultura que nos rodea a diario, confundiéndolo todo en aras de una libertad disfrazada.
Es necesario poner en marcha desde todos los ángulos y estratos de la sociedad un pacto ético de género donde se enseñe a todas las edades lo que es o no de recibo en el trato con los compañeros y compañeras de viaje. La defensa de los Derechos Humanos debe de incluir de una vez y sin ambages a las mujeres para constituir la sociedad curtida en valores que tanta falta nos hace, para no desaparecer como especie en 400 años, como aseveran los antropólogos.
VERSOS QUE ABRAZAN. Y nos regalan el libro ‘Versos que abrazan’ en el que han participado la Diputación de Almería, el Ayuntamiento de Almería, la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino, con la coordinación de Pepe Criado y Virginia Fernández. Es una auténtica belleza, un exquisito trenzado de palabras e imágenes, estas últimas a cargo del ilustrador Ginés Cervantes, y cuya exposición estará en esta sala hasta el día 26 noviembre.
De los veintinueve poetas que componen la antología, diez son los que acuden a recitar, a intentar lamer las heridas de las mujeres muertas por dentro y por fuera, y que todos sentimos como propias.
Virginia Fernández será la encargada de romper el hielo con su poema. Nuestra casa se cae...
Juan José Ceba nos habla de los celos y de una canción que escuchaba cuando era niño, inspiración de su poema. Los celos del aire...
Marifé Herranz nos emociona ante su necesidad imperiosa de escribir como pocas veces en su vida:
OSCURO SILENCIO
Nada es igual
después del primer grito.
Una honda ronca
recorre el espeso
trazado de tus días,
triturando el cristal
en mil pedazos.
Tu voz se ahoga
en el oscuro silencio de la noche
y una almohada de lágrimas calientes
enfría el miedo
quemándote por dentro.
La luz
al alba, recompone
el hipócrita espejo de apariencias.
Hay un dolor
que sube de la sima
ahogando estrellas sumergidas.
Nada es igual
al despertar la aurora.
No esperes más:
un mar te aguarda.
Javier Irigaray nos habla del poco espacio para la esperanza que acopiamos sobre este tema, y al tiempo, la necesidad de alimentarla. Con un rayo de sol...
Mº Ángeles Martín relata una tarde de verano en que una amiga decidió darle voz para contar una de sus pesadillas con final feliz...
Emilio Picón, como un gran arquero, nos lanza una flecha al corazón cuando nos recuerda que la amarga verdad es que con poemas no cambiamos nada, el verdadero cambio será mañana y el otro, y el otro…, con acciones concretas. Todo es absurdo...
Pilar Quirosa nos recita Graphica tábula desde el dolor de la víctima.
Leonarda Simón musita sobre esta guerra contra las mujeres que parece no acabar nunca. Velo negro...
Francisco Vargas reflexiona sobre la conciencia como base de nuestro comportamiento social. Una mujer es una ventana...
Mar Verdejo clama sabe sobre los momentos difíciles que estamos viviendo en este país. Un verso, un dibujo o un abrazo siempre es reconfortante para quien lo está sufriendo. La manada es un ente noble, la manada somos nosotras.
ELLAS BAILAN. Después llega la danza. José María Rubio, el director del Conservatorio de Danza, nos presenta el broche de oro de este acto, argumentado lo bello desde lo atroz, el simbolismo que supone el Arte, su razón de ser. Nos dice que esta pieza no tiene nombre, como lo que pudre nuestra sociedad: la Violencia Machista. Y serán ellas, las mujeres que bailan, las que enjugarán nuestras lágrimas, las de dolor, las de rabia y también las de esperanza. Porque todas las aguas saladas van al mismo sitio y se convertirán en el mar por el que indefectiblemente sigamos navegando. A ser posible en paz y sin tormenta. Un mar que nos aguarda.
“Creo que he encontrado el eslabón perdido entre el animal y el hombre civilizado. Somos nosotros”. (Félix Rodríguez de la Fuente).
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