En una época en que no había ciudades, Baria era una de ellas. Era la única ciudad, incluso antes de Abdera, en el sureste de la península ibérica y en el levante. Cualquier navegante que en la antigüedad viniera del Mediterráneo central y oriental, desde islas como Sicilia, Cerdeña e Ibiza, desde el norte de África o desde Marsella, y quisiera ir en dirección al estrecho de Gibraltar -una zona rica en metales-, el último puerto que tenía antes de cruzar el Cabo de Gata era el de Baria.
Estaba muy bien situada desde el punto de vista estratégico. También por el río Almanzora, uno de los principales cursos de agua que había en el sureste y que en aquel momento era navegable hasta cierto punto. Una vía de comunicación hacia el interior, donde habitaban los íberos, y uno de los principales puertos de comercio del sureste de la península ibérica durante muchos siglos. Con Sierra Almagrera y las Herrerías, era además una zona productora de hierro, cobre y plata, lo que fue clave en su desarrollo.
Baria no solo era la única ciudad, es que era una ciudad-estado con un territorio relativamente amplio en relación a otras ciudades fenicias de la época. “Eso le permitía acceso a recursos, una actividad agrícola importante, actividad minera y pesquera y sus propias instituciones de gobierno, que en el caso de Baria no conocemos, pero sabemos que había una asamblea de ciudadanos; las clases altas eran las que desempeñaban las magistraturas principales, había unas cuantas familias que eran las que gobernaban a través de los sufetes”, explica José Luis López Castro, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Almería (UAL) y comisario de ‘Dioses, tumbas y gentes. Baria, ciudad fenicia y romana’, junto a Manuel Ramos Lizana, jefe de Conservación del Museo de Almería.
Se trata de la gran exposición con la que el Arqueológico salda su cuenta pendiente con nuestro pasado fenicio y con el yacimiento de Villaricos, en Cuevas del Almanzora. “Como fue excavada por Siret -aunque no se han publicado todos los resultados de sus excavaciones-, Baria es muy conocida en el ámbito científico desde principios del siglo XX; prácticamente de la presencia fenicia en la península ibérica conocíamos la necrópolis de Cádiz y Baria. El que no sabe demasiado es el gran público”, alega.
De ahí que el centro dependiente de la Junta haya reunido 428 piezas distribuidas en unos 300 metros cuadrados para relatar los catorce siglos en la historia de la ciudad, desde su fundación por los fenicios hacia el siglo VII a.C. hasta su completo abandono a finales del siglo VII o principios del VIII, coincidiendo con los inicios del período andalusí. “El Museo de Almería tiene en sus fondos una parte representativa que viene de la antigua colección Cuadrado, pero nunca se habían expuesto tantas piezas a la vez. Y por otra parte, el grueso de la colección, los ajuares de varios miles de tumbas, está en el Museo Arqueológico Nacional [MAN] por voluntad de Siret, que lo donó a cambio de que se creara este Museo, pero esas piezas no habían salido nunca de Madrid, si acaso alguna más emblemática. Y hemos conseguido que venga a Almería un número significativo, por ejemplo, estas cráteras griegas”, añade.
Esas 60 piezas de la colección Siret que vuelven a Almería desde el MAN muchos años después ¿deberían de estar aquí? “Cuando él hizo de la donación, hablaba de duplicados y se refería a que cuando hubiera dos piezas iguales, una estuviera en Almería; eso no se ha cumplido y habría que reclamárselo al MAN. Igual no hace falta que haya un duplicado de todo, pero sí una parte representativa para completar lagunas que hay en el Museo de Almería. Eso debería reivindicarse y esta exposición puede ser un buen momento para recordarlo”, responde.
Sorpresas
Con ilustraciones de Celia Coe y audiovisuales de José Felices y Víctor Miralles, el recorrido por esta muestra organizada por la Consejería de Cultura, con la colaboración de Michelín y el Ayuntamiento de Cuevas está lleno de sorpresas. De las cráteras griegas de los siglos IV y V a joyas fenicias de oro y amuletos con una función protectora, pasando por estelas relacionadas con los cultos funerarios, una escultura mutilada de la dama de Villaricos, terracotas que se utilizaban para la quema perfumes, una pieza estilo chipriota con la representación del árbol de la vida y huevos de avestruz decorados con la flor de loto y con un uso ritual.
Entre los griegos y los romanos -civilización en la que también se adentra la muestra-, la cultura fenicia es hoy menos conocida a pesar de que introdujo elementos indispensables en la vida cotidiana. “La vida urbana, la ciudad, el hecho de organizarse en ciudades, la traen a Occidente ellos. También la metalurgia del hierro, un avance importante que no se conocía y que permitió roturar tierras. Introdujeron la escritura, el alfabeto. Y luego también animales como las gallinas domésticas y el asno y cultivos como los garbanzos. La granada, también árboles frutales, y el cultivo de la vid y del olivo. Enseñaron a hacer vino y aceite a los habitantes de la península ibérica y de otros muchos lugares del Mediterráneo”, apunta José Luis López Castro.
Para paliar ese desconocimiento, el programa de actividades científicas y de acción cultural promovido en colaboración con la Universidad de Almería y la Asociación ‘Luis Siret’ de Amigos del Museo contribuirá a acercar al gran público esta etapa de nuestro pasado. A las actividades lúdicas y didácticas (talleres, recreaciones y visitas), se suma el ciclo de conferencias ‘Baria y su tiempo’ que tiene sus próximas citas el 17 de enero, con la ponencia del profesor López Castro ‘Baria: investigando un milenio de la ciudad fenicia. Además, se ha elaborado un material didáctico tanto para el docente como para el alumnado como recurso de apoyo a la visita. También está prevista la celebración de un curso para el profesorado, se publicará el catálogo de la exposición y se celebrará un coloquio científico y un curso de verano.
En la actualidad, el yacimiento de Baria está protegido como Bien de Interés Cultural (BIC) aunque recientemente se han hecho solo excavaciones de urgencia, algunas desde la Universidad de Almería. “Se siguen haciendo excavaciones periódicamente y en la escavación hay dos libros que hemos publicado con parte de los resultados. En el yacimiento hay una parte visitable, la necrópolis, la parte de los hipogeos, que restauró la Junta y es muy complicada de mantener”, concluye el catedrático.
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