Álvaro Salvador: Reincidente

Uno / no se quita de amar / ni de fumar / uno descansa // son / como treguas / que / uno mismo inicia / y donde uno / firma la paz / o acusa la derrota //...

DEJÉ DE FUMAR el 10 de agosto de 2006, lo hice con el famoso libro Es fácil dejar de fumar si sabes cómo. Mi padre fumaba mucho, digamos que fumaba siempre. Aún recuerdo la asfixiante mezcla del humo y la calefacción del Renault 4. También recuerdo las conversaciones con él sosteniendo (los dos) una copa de vino en una mano y en la otra un cigarro. Conocí la poesía de Ángel González en algún momento del año 2009. Ángel González fumaba mucho. El 24 de marzo de 2009 falleció mi padre de un cáncer de pulmón. El 12 de enero de 2008, lo había hecho Ángel González, probablemente, por el mismo motivo. Ángel González escribió yo sé que existo / porque tú me imaginas. Mi padre vive, Ángel González vive. Álvaro Salvador vive. Conocí a Álvaro Salvador en Baeza el 22 de agosto de 2013, hablaba de Ángel González en un curso de verano. El primer poema que leí de Álvaro fue Canción del reincidente. Mi padre nunca supo de Ángel González ni de Álvaro Salvador. En 2015 Álvaro Salvador publicó su poemario Fumando con mis muertos. Álvaro no está muerto. Reconozco mi adicción al tabaco.
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Hoy, sobre el escenario de las Dulces Tardes Poéticas de la Dulce Alianza estará Álvaro Salvador (quizás también Ángel González y Paco el Molina, mi padre). Estará Valente o la esencia de él en los pastelillos Santa Paula, su recuerdo en la plaquette que editamos con unos cuantos poemas del autor invitado, el poeta Santa Paula #25. 

Biografía
ÁLVARO SALVADOR nació en Granada en 1950, ciudad de cuya Universidad es actualmente catedrático de Literatura Hispanoamericana y Española. Ha publicado nueve libros de poemas entre los que podemos destacar Las Cortezas  del  Fruto  (Madrid, l980), El agua de noviembre (Granada, l985), La condición del personaje (Granada, l992),  Ahora, todavía (Sevilla, 2001), La canción del outsider (Madrid, 2009), Fumando con mis muertos (Sevilla, 2015) y Diario de Firenze, reunidos en los volumenes antológicos, Popoemas (Granada, 2014) y Suena una música ( Valencia, 1996 y Sevilla 2008). Su poesía ha sido incluida en numerosas antologías y traducida a varios idiomas, desde el inglés al árabe. Junto a Javier Egea, Ángeles Mora y otros poetas granadinos, promocionó a comienzos de los ochenta la tendencia poética bautizada como otra sentimentalidad. Ha publicado además varias obras de teatro, dos novelas, algunos ensayos de crítica literaria y un libro de aforismos. Por estas y otras obras ha recibido importantes premios como el García Lorca, el Ciudad Jaén, el Ciudad de Granada, el Hermanos Machado de Sevilla, el Premio del Tren, el Generación del 27 y el Casa de las Américas de Cuba.

… lo toma uno en serio / casi siempre … / y se hace fuerte uno / y se autoengaña// ...

Poética
ÁLVARO SALVADOR empieza escribiendo letras de canciones. Según nos cuenta él mismo en realidad yo comencé con vocación de músico. Lo que ocurre es que como no tenía suficiente oído lo dejé. Hablamos del año 70-71.

Después de sus primeros libros donde se nota la influencia del profesor Juan Carlos Rodríguez y del ejercicio épico que supuso la publicación de Los cantos de Ilíberis, se empiezan a poner las bases de lo que sería La otra sentimentalidad, movimiento surgido en Granada e impulsado por poe­tas como Luis García Montero, Javier Egea y nuestro autor invitado. De hecho, La otra sentimentalidad se inaugura con el prólogo escrito por el profesor Rodríguez para el libro de Álvaro Las cortezas del fruto. Había un concepto que Juan Carlos repetía siempre; que se repetía constantemente al hablar de la Literatura Contemporánea y de lo que nosotros queríamos hacer: tenía que ser algo “otro”. Algo que se situara en “otra” perspectiva, en otra situación. Álvaro Salvador hace en este libro un guiño al vanguardismo. En su opinión, una poesía experimental no tiene porqué ser necesariamente hermética o ininteligible. Hay que intentar, eso sí, que la poesía experimental no sea mala poesía.

En la idea de hacer cosas nuevas, Álvaro Salvador y Luis García Montero deciden unir sus poemas para intentar publicarlos. De este experimento nació Tristia. Consiguieron un poemario en el que la posmodernidad, el erotismo y el compromiso cotidiano son la hoja de ruta. La ruptura con el  pasado “viejo” y rural y la configuración de “otra” España, se ponen de manifiesto en El agua de noviembre, un poemario íntimo donde Álvaro establece la geografía sentimental moderna en la ciudad.

En La condición del personaje, un poemario de marcado carácter irónico, Álvaro Salvador empieza a dudar de los planteamientos de La otra sentimentalidad. En el lúcido y escéptico Ahora, todavía, reflexiona sobre la posibilidad de que el hermoso artificio de la poesía que reivindicaba pudiera no ser ético en el sentido que él pretendía.

La ironía y el sarcasmo también son los ejes fundamentales de La canción del Outsider, un libro donde el propio Álvaro admite su reencuentro con la escritura a través del viaje, una motivación que encuentra en su visita a Seattle, EE.UU. 

En Fumando con mis muertos, nuestro invitado visita a algunos de sus referentes poéticos, en un homenaje meditado y con cierto riesgo en la apuesta. Nos dice Francisco Díaz de Castro En ese envejecer serenamente asumido se proyectan los desengaños, las diatribas, los sueños que componen uno de los libros más provocadores de Álvaro Salvador.
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Dejé el tabaco el 10 de agosto de 2006. Estoy vivo.

... uno / olvida que aquello / es una tregua // uno / de pronto se tropieza / y uno empieza / y si hace falta reza / y baja la cabeza / y la pereza / y es que ama uno / otra vez /agarra la colilla / y recomienza.