“Leer esta novela es una buena forma de conocer qué pasó aquel mes de febrero de 1937”. Con estas palabras descifró este jueves el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Almería Rafael Quirosa uno de los grandes logros del libro ‘El éxodo de Málaga a Almería’ (La Isleta, 2018), de María Jesús Orbegozo.
Se refería a la minuciosidad con que la narradora describe las miserias que sufrieron los miles de desplazados que huyeron de Málaga atenazados por el miedo al avance fascista. Un rigor que es fruto de años de lecturas e investigación hasta el punto de que, según Quirosa, hay tres características del éxodo que se ven reflejadas a la perfección en la novela: el temor a la represión, el concepto de guerra total que se desprende de los bombardeos masivos y la dimensión internacional del conflicto.
“Existe una cuarta característica que no está en el libro, pero sí en la realidad y es el negacionismo, las personas que han negado que la masacre de la carretera Málaga-Almería sucediese”, añadió Quirosa en la presentación en la Librería Zebras.
En ese sentido, el historiador almeriense criticó la escasa difusión de este episodio de la Guerra Civil Española a causa de la ausencia de políticas de memoria. “Los que tienen que investigar son los historiadores; a las instituciones les corresponde promover los actos conmemorativos, no a los partidos, porque no se trata de que ganen los rojos o los fascistas, se trata de que ganen los demócratas”, subrayó.
Lectura voraz
Tras la contextualización histórica de Quirosa, la poeta Concha Castro esbozó el perfil de Mª Jesús Orbegozo -“desde pequeña disfrutó de la narración oral y empezó a escribir cuentos”- y llevó a cabo una aproximación literaria a ‘El éxodo de Málaga a Almería’ asegurando que lo había leído sin poder parar.
Castro insistió en cómo la obra se detiene en la parte más humana del conflicto, en el dolor de la gente. “Se trata de un relato riguroso y su riqueza está en la manera de plasmar los sentimientos de quienes lo padecieron”, apuntó ante una librería llena.
“Hay que leer esta historia novelada, nos ayudará a recordar, a través de una visión poética, que todos somos víctimas de una situación que se repite y es la negación de los derechos”, expresó, antes de despedir su intervención con unos versos de Miguel Hernández.
Por último, la autora tomó la palabra confesando que el germen del proyecto está en la visita a una exposición fotográfica del médico canadiense Norman Bethune, que vino a España para llevar reservas de sangre al frente y cuando se encontró la situación de la carretera ya no pudo seguir.
“Todavía recuerdo aquellas imágenes de tantas personas a pie paralizadas por las bombas, yo solo he tratado de darle una expresión narrativa literaria desde la sencillez y huyendo del barroquismo”, explicó María Jesús Orbegozo.
La narradora desveló, además, que uno de los grandes desafíos que le planteó la escritura del libro fue la plasmación literaria del dialecto oral de los protagonistas, oriundos de la sierra malagueña. “Para no cansar al lector, finalmente opté por dos únicos rasgos: la supresión de la ‘d’ intervocálica y la formación del imperativo con la preposición ‘a’ seguida del infinitivo, o el infinitivo sin preposición”, dijo.
En uno de los momentos más emotivos del encuentro, la escritora aludió al exilio interior al que muchos de los malagueños fueron condenados de por vida: “El exilio es una condición terrible en la vida porque implica no encontrar nunca el paraíso perdido, el lugar del que un día se partió; la tierra prometida puede dar comida, pero no es el paraíso”.
Entre el público, Isabel, nieta de una familia de Taberno que en su día acogió a un grupo de malagueños, compartió su testimonio de miedo.
El recuerdo del periodista y escritor Miguel Naveros, que en su momento insufló animó a Orbegozo para sentarse a escribir, sobrevoló todo el acto.
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